Cada año nuevo, los estadounidenses gastan alrededor de $30 mil millones en membresías de gimnasios y otros $11.15 mil millones en equipamiento para hacer ejercicio en casa, pero el 90% de ellos abandona su club de salud en tan solo tres meses después de unirse, y gran parte de ese equipamiento terminará a la venta en Craigslist.
Al igual que las personas comparten las mismas resoluciones de Año Nuevo, las empresas de todo el mundo persiguen los mismos objetivos: según IDG Research Services, el 87% de las empresas tienen en marcha un esfuerzo de transformación digital, por lo que no se puede quedarse al margen; estás en la carrera, te guste o no.
La «transformación digital» suena como un proceso costoso y laborioso. La buena noticia es que la mayoría de las empresas probablemente estén más cerca de tener éxito en ella de lo que piensan. Ponerse en forma y la transformación digital tienen mucho en común: la planificación, la persistencia y la paciencia, con mucho pragmatismo, son las claves para alcanzar tus objetivos.
De cualquier manera, con cada competidor tradicional elevando su nivel y un sinfín de nuevas empresas digitales entrando en la contienda, no se puede evitar la transformación digital.
«¿Fracaso» o simplemente «incompleto?»
En 2018, IDC proyectó que las empresas gastarían $6 billones en transformación digital hasta 2022; en 2020, Boston Consulting Group echó por tierra esa predicción, diciendo que solo el 30% de ellas tendrían éxito en alcanzar sus objetivos de transformación.
Por lo tanto, sorprendió a muchos que cuando IDC actualizó recientemente su pronóstico, diciendo que el gasto aumentaría a $10 billones hasta 2025, pero KPMG envió nubes, encontrando que la mayoría de las empresas estadounidenses «no han visto un aumento en el rendimiento o la rentabilidad de las inversiones en transformación digital».
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Puede parecer que estamos gastando mucho dinero para obtener resultados inferiores a los deseados y que no estamos avanzando mucho. ¿Estamos retrocediendo? Esa es una pregunta obvia. Pero las preguntas menos obvias son:
- ¿Sientes que estás teniendo éxito en algunos aspectos?
- ¿Cómo estás midiendo el éxito?
- ¿Cuándo se considera «terminado» y se puede declarar la victoria?
Cuando estás en un nuevo régimen de ejercicios, ¿has «fracasado» porque solo has perdido 10 libras de tu objetivo de 20 libras? Por supuesto que no. Celebras tu progreso y sigues trabajando en ello. En una transformación digital, los objetivos y puntos de partida de cada empresa son únicos según sus circunstancias particulares. Como resultado, basado en los clientes con los que trabajo a diario, hay muchas formas de medir el progreso. Por ejemplo:
- Ingresos reales vs. ingresos planificados.
- Retorno de decisiones / ROI por dólar gastado.
- Mayor autosuficiencia de los usuarios comerciales.
- Mejora en el rendimiento puntual.
- Implementación más rápida de aplicaciones.
- Puesta en marcha más rápida.
- Creación más rápida de ofertas.
- Tasas de aprobación más rápidas.
- Modificaciones de desarrollo más rápidas.
- Aplicaciones procesadas por día.
- Aumento en las aprobaciones automatizadas.
- Disminución en los incumplimientos de crédito.
- Reducción en los costos de desarrollo.
Todas esas pequeñas victorias se suman
Todos estos son objetivos loables y KPI legítimos. Pero a medida que continúas avanzando, se acumulan y tienen un efecto multiplicador. El truco está en seguir presionando. Recuerda: planificación, persistencia, paciencia y pragmatismo; juntos, la sinergia combinada ayudará a tu empresa a obtener resultados.
Por ejemplo, he visto cómo los esfuerzos de transformación digital ayudaron a un banco digital a incorporar a casi todos sus clientes en cuatro minutos y sin intervención manual. También he visto un aumento masivo en la eficiencia de un banco importante.
En mi experiencia, las empresas que tienen éxito en la transformación digital son aquellas que son implacables en su experimentación e implementación. Son, como describe el autor Jim Collins en el libro «De bueno a excelente», creyentes en el concepto de la «rueda de inercia».
Collins podría estar describiendo la transformación digital cuando escribe: «No importa cuán dramático sea el resultado final, las transformaciones de bueno a excelente nunca ocurren de una sola vez. Al construir una gran empresa o una empresa del sector social, no hay una sola acción definitoria, ningún programa grandioso, ninguna innovación asesina, ninguna suerte solitaria, ningún momento milagroso. Más bien, el proceso se asemeja a empujar implacablemente una rueda de inercia gigante y pesada, vuelta tras vuelta, construyendo impulso hasta llegar a un punto de ruptura y más allá».
Entonces, si estás preocupado de que tu transformación digital no esté donde deseas, sigue empujando.
