La producción mundial de vino ha experimentado una notable caída en el año actual, alcanzando su nivel más bajo en seis décadas, según la información proporcionada por la Organización Internacional de la Viña y el Vino. Este marcado descenso, que representa un 7% menos en comparación con el año anterior, se atribuye a una serie de condiciones climáticas adversas, como heladas, sequías y lluvias extremas, especialmente evidentes en regiones vitivinícolas de Sudamérica y España.
Francia ha logrado mantener su producción de manera estable y se consolida como el mayor productor mundial en volumen, seguido de Italia, que experimentó una disminución del 12%, y España, con una caída del 14%. Sin embargo, en Sudamérica, todos los principales productores de vino enfrentaron una significativa reducción en sus cosechas. En Chile, principal productor del continente, la producción disminuyó en un 20% debido a incendios forestales y sequías que afectaron gravemente la cosecha.
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Argentina también se vio afectada por fenómenos climáticos adversos, como heladas primaverales y granizadas, experimentando una caída del 23%, alcanzando volúmenes históricamente bajos. Brasil y Uruguay no fueron la excepción, registrando descensos del 30% y 34%, respectivamente, en su producción de vino.
Aunque persisten incertidumbres sobre si estos eventos climáticos están directamente relacionados con el cambio climático, según el Instituto de Investigación Agrícola (Inrae), los fenómenos este año han sido diversos. Paralelamente, la Organización Internacional de la Viña y el Vino sugiere que, a pesar de representar un desafío para los productores, la disminución de la producción no necesariamente constituye una mala noticia, ya que se ajusta a la tendencia global de descenso en el consumo de vino, potencialmente reequilibrando el mercado mundial de esta preciada bebida.
Con información de Subrayado
