Transformación digital: superando la trampa de la complacencia

Normalmente, cuando buscamos artículos acerca de transformación digital, muchos de ellos hacen hincapié en ejemplos concretos, como por ejemplo Amazon sacando del negocio a las librerías de toda la vida, o Netflix acabando con los tradicionales videoclubs. Sin embargo, hablar de transformación digital no siempre tiene que ver con grandes multinacionales. En esta ocasión, queremos detenernos en lo que concierne a las pequeñas firmas.

Básicamente, podríamos decir que cuando hablamos de este tipo de transformaciones, nos referimos a las que apuntan a que una compañía pueda adaptarse a los tiempos que corren, para que no las desplace la competencia. En otras palabras, la idea es no terminar como esas librerías o videoclubs, que prácticamente se han extinguido.


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De hecho, los expertos que escribieron The Technology Fallacy dan una definición bastante acertada al respecto, más asociada a lo que denominan madurez digital: «alinear las personas, la cultura, la estructura y las tareas de una organización para competir de manera efectiva al aprovechar las oportunidades que brinda la infraestructura tecnológica, tanto dentro como fuera de la organización». Ahora bien, ¿de qué hablamos cuando hablamos de madurez digital? Vamos a intentar profundizar más sobre este concepto a continuación.

Superando la trampa de la complacencia
Hay una cosa muy importante que tenemos que tener en consideración: en ocasiones, la complacencia es la peor enemiga de la transformación digital. Allí está siempre el caso de Blockbuster. No es que Blockbuster no pudo hacer lo que ahora hace Netflix. Sus responsables tuvieron la oportunidad de sumarse a esa nueva tendencia. Pero decidieron declinar la posibilidad de unirse a la moda. Y allí comenzó el final para la cadena.

En aquel momento, Blockbuster sencillamente subestimó la amenaza que representa la transmisión de video. Para algunos pudo ser un error de juicio, pero los especialistas llaman a esto «la trampa de la complacencia».

¿Por qué sucede esto? Bueno, hay diversos motivos, pero uno de los principales es que las empresas tienden a crecer porque su idea inicial ha tenido éxito. Hallan un nicho de clientes que funciona, y comienzan a mejorar su interacción con ese mercado. No obstante, eso no significa que las demandas no puedan cambiar de repente.

Otro ejemplo muy famoso del la «Complacency Trap» es el de Walmart y Kmart. El segundo de ellos dominaba su sector con mano de hierro. Y escogió no modificar su filosofía a la de Walmart que comenzaba a dar resultados. Mientras Walmart se aprovechó de ciertas tecnologías para desarrollar una cadena de suministros más eficientes, Kmart -que tenía más espaldas como es obvio- prefirió mantenerse en sus modos. Y allí comenzó a despedirse.

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