Transformación digital: La transformación digital de las pymes latinoamericanas

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La digitalización se ha extendido en el mundo empresarial y en la economía en general como una fórmula mágica para todos los problemas derivados de la crisis de la Covid-19. De hecho, la casi total paralización de los aparatos productivos aceleró las tendencias tecnológicas que se venían madurando años atrás, con lo que la digitalización, la automatización, el Blockchain, el Internet de las Cosas y la virtualización de procesos adquirieron más notoriedad que nunca.

Para el entramado empresarial y en particular para las pymes, la digitalización se presentó como un instrumento para mantenerse a flote y salir de la crisis. Pero, ¿qué significa digitalizar las empresas? Aunque hay muchas aproximaciones a este concepto, necesitamos entenderlo en su carácter amplio, más allá de la simple adquisición de productos y servicios digitales. La digitalización (o transformación digital) de una empresa consiste en incorporar productos, servicios y soluciones digitales en todos los procesos operativos y estratégicos, de manera que se incremente rápidamente la productividad, competitividad e incorporación de valor, transformando incluso el modelo de negocio y las relaciones con todos los demás agentes económicos.


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En Latinoamérica persisten grandes brechas que impiden que transformación digital se consolide como instrumento de supervivencia y éxito empresarial y económico. En primer lugar, ¿tenemos el acceso a las tecnologías necesarias? Aunque en las tres últimas décadas la región ha mejorado significativamente su ecosistema digital, subsisten limitaciones en materia de infraestructura, regulación y prácticas que limitan su potencial como instrumento de la productividad y competitividad para las empresas. Por ejemplo, una estimación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones calcula que la penetración promedio de Internet en la región en 2020 alcanzará el 79%, con una amplia dispersión por países (la OCDE tiene un promedio de 88.3%). Sin embargo, en el ranking de velocidad de descarga de Internet del Speedtest Global Index de Ookla, sólo Chile (con 97.7 Mbps y 30° en el ranking) y Panamá (84.4 Mbps y 35° en el ranking) aparecen por encima del promedio mundial (74.7 Mbps). Brasil, el siguiente latinoamericano es 56° en el ranking con 54.2 Mbps.

Pero quizás, más que el acceso, la brecha crítica es la de uso de las tecnologías, íntimamente relacionada con la diferencia en las capacidades de las empresas de la región para integrar la tecnología digital en su quehacer productivo. En el tejido empresarial latinoamericano predominan unidades de muy pequeño tamaño con grandes dificultades para gestionar de manera eficiente los diferentes aspectos de la actividad productiva, y la tecnología no es la excepción. En muchos países de la región las microempresas representan el 90% del total de unidades productivas y, por sus características y debilidades, enfrentan más barreras para la adopción, incorporación y apropiación de tecnologías.

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