Barcelona acogerá, a partir del próximo 24 de febrero, una nueva edición del Mobile World Congress (MWC), que prevé alcanzar los 110.000 visitantes y superar así las cifras logradas en 2019. Según la organización, el impacto del evento podría rozar los 500 millones de euros en la Ciudad Condal, con un potencial de creación de empleo de más de 14.000 puestos de trabajo.
Con más de 3.000 expositores y patrocinadores, más de 8.000 consejeros delegados (CEO) y altos cargos de la industria de las comunicaciones móviles, el certamen volverá a ser el punto de encuentro para los profesionales de las telecomunicaciones.
El lema de esta nueva edición es «Conectividad inteligente sin límites», y el evento aspira a recrear el ecosistema de la transformación digital desde la perspectiva de la industria. El 5G, como catalizador de esta disrupción, extenderá su influencia hacia nuevas tendencias en auge, como la inteligencia artificial (IA), el «big data» o la realidad virtual. Más allá del impacto económico que generará la nueva tecnología, el MWC apostará por recrear durante cuatro días los casos de uso de los que se podrán beneficiar ciudadanos, empresas y administraciones públicas en los próximos años.
La industria de las telecomunicaciones no es ajena a la problemática del cambio climático y la apuesta por la diversidad de género y, por primera vez, el MWC acogerá debates sobre dos asuntos que están marcando la agenda global. Además, Fira Barcelona, Sónar y 4YFN han organizado un microfestival de música electrónica, el Xside, como celebración paralela al encuentro. Estas iniciativas se unen a la propuesta de valor de las empresas, que presentarán durante el certamen su oferta de productos y servicios para el avance tecnológico.
Un gran escaparate a nivel mundial –también para las empresas españolas–, que ha evolucionado y ha dejado de «hablar» de móviles para entrar en las posibilidades de la tecnología móvil aplicada a múltiples sectores. Especialmente, en plena llegada del 5G, que nos llevará a cotas de conectividad nunca vistas y que, según los expertos, no alcanzamos ni a imaginar. Para ello será clave el despliegue de nuevas infraestructuras y el trabajo coordinado de todos los actores –administraciones, operadores de acceso a la red y gestores de infraestructuras–, para que sea racional, efectivo y eficiente. Y, sobre todo, que no deje a nadie atrás, tampoco a las áreas menos densamente pobladas.
