La revolución Tudor: estas son las claves de una de las firmas de relojes más influyente de los últimos años

La revolución Tudor: estas son las claves de una de las firmas de relojes más influyente de los últimos años

La que es probablemente la firma de relojes más influyente de los últimos 10 años da en 2023 un salto de gigante para seguir marcando el paso a lo largo de otra década: a punto de convertirse en centenaria, acaba de inaugurar su primera manufactura exclusiva y una de las más punteras del sector.

Tudor tiene ya prácticamente 100 años de historia, pero se ha hecho verdaderamente mayor en la última década. No es que no acumulase méritos en los casi 90 años anteriores (marcó varios hitos, de hecho), pero en los últimos 10 es muy complicado encontrar otra firma de relojes que haya sido más influyente en la industria. El punto de inflexión llegó en 2012 (aunque la reestructuración ya se llevaba gestando aproximadamente desde 2009), cuando nació su línea Black Bay, el germen para convertir a Tudor en un absoluto referente en el sector.


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El pistoletazo lo dio el Heritage Black Bay, un modelo que rescataba la insuperable estética de un reloj de submarinismo de los años 50 (uno de los principales responsables de su diseño fue por cierto un español, Ander Ugarte, quien todavía trabaja en la manufactura). Fue una mirada al pasado para revolucionar el presente, conjugando atemporalidad, elegancia, deportividad, fiabilidad y personalidad, todo en un mismo paquete y a un precio muy medido (su lema es “Ofrecer la mejor calidad al mejor precio”). Impulsó esa fiebre revival (se llevó el Grand Prix d’Horlogerie de Genève al año siguiente) y la tendencia neovintage que siguen muy vigentes en la relojería.

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La firma marca ya su propio camino, a pesar de que nació y se mantiene bajo un paraguas de dimensiones gigantescas, el de Rolex. Ambas comparten el mismo fundador, Hans Wilsdorf, quien ideó Tudor en 1926 con el fin de producir relojes con los mismos estándares de calidad que Rolex, pero más asequibles.

Después llegaron años de compartir cajas (como la famosa y hermética Oyster) y brazaletes, mientras el hermano menor fue desarrollando su propia identidad (en una etapa se especializó en relojes profesionales tan fiables y resistentes que eran utilizados por las armadas de Francia y Estados Unidos), un proceso que se aceleró definitivamente con la llegada de los Black Bay, que tuvo continuidad con la fabricación de sus movimientos propios de alto rendimiento (los primeros llegaron en 2015) y que culmina ahora con uno de los pasos más importantes, la inauguración de una manufactura con la última tecnología y que centraliza su producción.

Por primera vez en 97 años, Tudor deja atrás el cuartel general de Rolex en Ginebra (ambas seguirán siendo hermanas, y muy bien avenidas) para instalarse a 150km,en Le Locle, en las montañas del Jura.

Lo ha hecho en un impresionante complejo de 5.500 m2 que se alimenta de energías renovables y con los detalles cuidados al máximo —todos los espacios están controlados: la temperatura y la humedad siempre se mantienen constantes y hasta los cristales se adaptan en tiempo real a la luz exterior— para que sus relojeros y diseñadores trabajen en ambientes imperturbables y escriban el siguiente capítulo en el libro de oro de la historia de la relojería.

Embajador Beckham

El exfutbolista británico se unió a la familia Tudor en 2017 y es su mejor representante. No es el único embajador de la firma (tiene a otras grandes figuras como Lady Gaga o los All Blacks de rugby), pero David Beckham se ha convertido en uno de los grandes símbolos de la era dorada de Tudor. En la imagen lo vemos con el nuevo Black Bay GMT con esfera opalina.

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