El cierre de tiendas Carrefour en Argentina, incluyendo una tienda icónica en Buenos Aires. Se menciona que la compañía ha adoptado la estrategia de cerrar las tiendas mientras están en funcionamiento, con clientes y empleados adentro, y que según fuentes de Carrefour, estas tiendas no estaban produciendo los resultados esperados. La compañía ha asegurado que el personal será reubicado o indemnizado en caso de que no quieran continuar trabajando. La estrategia ha sido objeto de sorpresa y algunas especulaciones sobre su finalidad. Además, se menciona que el predio de la tienda de Buenos Aires ha sido vendido para la construcción de edificios.
Entre todas las dificultades presentes y esperables, el volantazo de un líder es siempre una señal de atención.
La desesperación por la inflación es general: fijar precios es muy difícil. Las disparidades de precios y disponibilidad son enloquecedoras. Marcas que se ausentan o solo desaparecen de las góndolas.
Los proveedores parecen perdidos entre la inflación y la contracción de demanda; los retailers tienen que defender su capital de trabajo y pagar costos crecientes, y los clientes solo ven los billetes de mil pesos volar como papelitos.
La sensibilidad al precio está más vigente que nunca. De allí las marcas propias y la huida hacia la venta mayorista al por menor.
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El fenómeno hard discount y marca propia en Colombia y Ecuador es sintomático, y efectivo para quitar participación al informal que caracteriza a la región.
Y en Argentina con sus desbalances crónicos, las respuestas son siempre bastante extremas, y el futuro aparece complejo. El estímulo de demanda del año electoral está muy amenazado por la grave pérdida de cosecha: el año viene duro, y los siguientes son un misterio.
En este contexto, la medida de Carrefour parece prudente, sin olvidar que lleva años de éxito en Brasil con Atacadao.
Todo sea por seguir generando valor para los clientes.
