Hasta hace solo unos meses casi nadie en la industria publicitaria contemplaba la posibilidad (remotísima) de celebrar eventos físicos Sin ir más lejos, la madre de todos los festivales publicitarios, Cannes Lions, se celebrará este año de manera 100% digital. Así y todo, y con la vacunación avanzando a pasos agigantados en buena parte del planeta, parece que la publicidad va recuperando poco a poco el apetito por los eventos en persona.
De acuerdo con un reciente estudio llevado a cabo en Estados Unidos por Advertiser Perceptions, la proporción de ejecutivos publicitarios que están dispuestos a asistir a eventos físicos en el tercer y en el cuarto trimestre del año escaló hasta el 45% en abril (frente al 37% de febrero).
En esta misma línea el 31% de los ejecutivos consultados en su informe por Advertiser Perceptions contempla ya posibilidad de patrocinar eventos en persona en el segundo semestre del año (frente al 27% que daba cuenta de idéntico parecer en febrero).
Pese al despertar de los eventos físicos, estos seguirán conviviendo con los eventos virtuales y de naturaleza híbrida
Así y todo, el interés de los ejecutivos publicitarios por patrocinar eventos virtuales sigue subiendo enteros, por lo que probablemente eventos digitales y físicos protagonizarán en los próximos meses una lucha sin cuartel por atraer los patrocinios que la pandemia redujo a la mínima expresión.
El porcentaje de ejecutivos que tiene en mente la reanudación de la organización de eventos físicos ha escalado igualmente hasta el 30%. En febrero el porcentaje era del 23%.
Hace no tanto los ánimos en la industria publicitaria era, no obstante, más bien lóbregos. Según un estudio publicado en febrero por la Asociación Nacional de Anunciantes de Estados Unidos (ANA) el 35% de los marketeros no tenía aún demasiado claro en qué momento levantarían sus empresas el veto de viajar. Y el 75% aseguraba que solo se sentiría cómodo y seguro a la hora de viajar tras ser inmunizado. Por aquel entonces la distribución de vacunas avanzaba todavía a trompicones al otro lado del charco, donde el número de inmunizados no ha parado de pegar el estirón desde entonces.
