La localidad permite disfrutar de su río considerado popularmente como una de las «7 Maravillas de Argentina». Al igual que ofrece visitas y recorridos a las Sierras Grandes y Guasapampa.
«Más allá de las bondades del agua, la posibilidad que da el río de zambullirse en ollas y cascadas que son absolutamente exuberantes de paisajes y bellezas, con aguas absolutamente cristalinas, es una experiencia desbordante», continuó.
Como en tantos otros lugares de Traslasierra, José Manuel del Rosario Brochero, el «cura gaucho» y primer santo del país, dejó su impronta en los lares cuando hacia finales del siglo XIX crea una casa de ejercicios espirituales como parte de su tarea evangelizadora. Allí se alojaban personalidades de la elite gobernante y de la sociedad porteña que llegaban a ‘curarse el alma’.
El cura gaucho aconsejó a Doña Anastasia Fabre de Merlo, «fundadora espiritual» de Mina Clavero, abrir su gran casona para alojar a los visitantes. Un hecho que se considera el nacimiento de la historia turística del pueblo, que fue seguida por la apertura de hoteles por las más importantes familias del lugar en los años 30.
En la misma época, se construye un emprendimiento privado que después fue comprado por el presidente Juan Domingo Perón y terminó siendo el hotel de los empleados del gobierno de la ciudad: la residencia serrana hotel de IMOS, cerca del balneario Nido del Águila y con más de 3.150 habitaciones.
Las aguas puras del río Mina Clavero fueron comparadas durante mucho tiempo, en esa incipiente época del inicio de la actividad turística, con el agua de Evian, Francia, por sus propiedades minerales.