La apuesta digital de La Anónima para jugar en todo el país

Fachada La Anónima

Cambiar de piloto siempre implica riesgos y más cuando se avanza en medio de una tormenta. Pero ni la pandemia ni la profunda crisis económica alcanzaron para suspender el proceso de renovación generacional en La Anónima, que desde hace un mes tiene un nuevo CEO. Nicolás Braun asumió la dirección general de la empresa que factura más de $63.000 millones y se convirtió en un referente en toda la Patagonia, en reemplazo de su padre Federico Braun, que seguirá como presidente del directorio.

El cambio en la dirección era un proyecto en el que la familia Braun venía trabajando desde hace cinco años y forma parte de un plan más amplio con el que la empresa patagónica busca potenciar su presencia a nivel nacional, apostando a una transformación digital pero sin perder su esencia de ser el gran supermercado de las ciudades pequeñas y medianas.


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Nicolás Braun, de 47 años, ocupaba hasta ahora la estratégica dirección de Mercaderías de La Anónima y trabaja en el supermercado desde hace más veinte años, después de recibirse de ingeniero en el ITBA y de completar sus estudios en Estados Unidos. Su CV también incluye un paso de dos años en la consultora Hermes, donde participó asesorando al fondo de inversión The Exxel Group en compras multimillonarias como Blaisten y Musimundo (cuando el Exxel compró Supermecados Norte a Nicolás Braun no lo dejaron participar por una cuestión de intereses cruzados con su familia).

En su nuevo cargo, reemplazará a Federico Braun, que representa a la cuarta generación de la familia pero que en muchos aspectos se lo puede considerar como el refundador de La Anónima. Federico se hizo con el control de la empresa en 1978, convenció a su padre, Oscar, de empezar a comprar las acciones que estaban en manos de primos y tíos de la Sociedad Anónima -la razón social que en la Patagonia todo el mundo conoce como La Anónima.

De la mano de la conducción de Federico y su hermano Pablo, la compañía que estaba muy golpeada fue reenfocando su estrategia en el negocio supermercadista y en los ’90 inició un fuerte proceso de crecimiento que la llevó a contar con 162 sucursales en diez provincias y a sentarse en la mesa de los grandes jugadores del rubro junto con multinacionales como Carrefour, Walmart y Cencosud y empresarios de la talla de Alfredo Coto.

En forma paralela, Federico Braun también forma parte del directorio del Banco Galicia, donde su familia controla un tercio del paquete de control accionario de la entidad, asociado con los Escasany y los Ayerza.

«Lo que estamos haciendo en La Anónima es lo que hacen muchas compañías grandes, especialmente en Estados Unidos, que es tener un gobierno corporativo o directorio, donde se define la estrategia de la empresa, que va a seguir a mi cargo, mientras que Nicolás va a quedar a cargo de la gerencia general», explica Federico Braun a LA NACION.

Transformación digital
Para avanzar en esta transición, la empresa contrató a la consultora Boston Consulting Group (BCG) que también participó en el proceso de transformación digital en el que está inmerso la cadena de supermercados.

«La Anónima Online representa el 4% de las ventas de la compañía y estamos vendiendo entre cuatro y cinco veces más que el año pasado, con el foco puesto en todo lo que sea non-food: electrodomésticos, herramientas, juguetes, colchones, textiles, a través de un sistema de click and collect, en el que el cliente compra online y retira en una sucursal. Hoy vemos una oportunidad para seguir creciendo, con un desafío muy importante en materia de marketing digital para generar una mayor demanda a nuestro sitio y pensando en nuevos mercados», explica Nicolás Braun.

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