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Argentina es el foco de la inflación

Ayer, mientras se repetía una y otra vez en los medios todo tipo de versiones sobre los argentinos que bajaron de los barcos y los que se están yendo en avión, el drama del día volvió a demostrar que el Covid no cede: se reportaron 669 muertes y 27.628 nuevos casos en 24 horas, con 7.817 personas jugándose la vida en camas de terapia intensiva. Y con una foto incontrastable: en los primeros diez días de junio hubo 5.994 muertos, 49% más que los 3.956 decesos de los primeros diez días de mayo.

Al mismo tiempo se conocía que EE.UU. donará 500 millones de vacunas a 92 países, pero Argentina quedará fuera de ese listado por no contar con legislación apta para que esos medicamentos puedan ingresar.


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Totalmente a contramano de lo que se está conversando en el Congreso, la Legislatura de Córdoba votó una ley autorizando al Gobierno de Juan Schiaretti para que compre vacunas, y en el articulado quita la palabra “negligencia” que fue, en principio, lo que trabó la llegada de 13.000.000 de vacunas en diciembre, que si se hubieran aplicado quizás habríamos tenido 20.000 muertos menos que hasta ahora.

También ayer, el economista Juan Carlos De Pablo razonó, con puro sentido común, que “no se entiende cómo piensan los funcionarios de este país, le quieren explicar a un tachero cómo hacer para conseguir clientes, estamos todos locos“. Hay más gente controlando a los que hacen trabajos concretos, que los trabajos concretos que se tienen que realizar.

Las distorsiones

Y, muy en línea con eso, se conoció otro ejemplo que pone de la nuca a cualquier observador. Ignacio Noel, presidente de Sociedad Comercial del Plata, compañía controlante de Morixe, mostró en su Twitter una foto de una góndola del Supermercado Saviski, localizado en la ciudad brasileña de Prudentópolis (Paraná), en el cual se veían botellas de vidrio de medio litro de aceite de oliva extra virgen Morixe a un valor de 22,98 reales, que al tipo de cambio de ayer eran unos $432 argentinos mientras que ese mismo producto, en botellas de plástico, está en las góndolas argentinas a un valor de $485: 12,3% más caro.

Ni bien se conoció esa realidad, el sitio especializado en temas del agro “Bichos de Campo” le preguntó a Noel por qué se estaba dando semejante diferencia y la respuesta del empresario fue bien sencilla: “Creo que la diferencia se debe a los impuestos y a los márgenes de comercialización, que en Argentina son más altos que en otros paísesNosotros como productores vendemos a precios similares al mercado interno y la exportación. Nosotros no somos”.

Esta suma de distorsiones, con leyes que traban, funcionarios que no funcionan y personas que ven trabajar a otros generan un combo tan complicado que termina achicando la cantidad de productos que se ponen en venta, respecto de la demanda que se tiene que abastecer y, en consecuencia, la inflación se va escalonando día tras día, tanto que en este momento, con la exportación de carne cortada, acaba de producirse en lo que va de junio un aumento adicional del 6% en ese alimento vital para la mesa argentina, por lo que es altamente probable que junio también consolide el séptimo mes consecutivo con una variación del 4% mensual, que anualizada da un 60% anual.

Y esta suba de precios no es un problema menor, porque EE.UU., como todo el mundo, está saliendo del Covid -con mucha más velocidad que Argentina, por una vacunación más eficiente- y el presidente Joe Biden está tratando de que se recupere fuerte el empleo, lanzando muchísimo estímulo a la economía, para que altos niveles de consumo posibiliten reconstrucción de empresas y alta creación de empleo.

La Fed y los dólares

Entre los estímulos que se vienen impulsando figura una compra mensual de parte de la Reserva Federal de EE.UU., que toma títulos del Tesoro o papeles respaldados por hipotecas por un valor mensual total de unos US$ 120.000 millones por mes, y este fuerte ingreso de dinero a Wall Street es lo que mantiene a la Bolsa de Nueva York navegando en la espuma de una burbuja bailando en índices máximos, algunos récord, desde enero a esta parte.

Pero este dato de inflación obligará a Jerome Powell a empezar a retirar, desacelerar el estímulo, quitando la compra de algunos títulos, achicando la adquisición semanalmente, en un desarmado que se irá realizando como si se desactivara el reloj de una bomba que puede explotar. De hecho, varios bancos de inversión vienen advirtiendo que si la Fed se corre, Wall Street puede entrar en zona roja. Con nombre y apellido, Morgan Stanley anticipa una corrección del 10% en el S&P 500 desde ahora hasta el cierre de este año.

Pero ayer, a pesar de semejante dato inflacionario, la Fed no hizo ningún anuncio, y como si se tratara de bailarines que están disfrutando la última canción, los inversores siguieron moviendo los pies, pero mirando de reojo, para ver en qué momento puede terminarse el baile. Y, como no hubo anuncios de recorte de compras (movida denominada tapering en la jerga financiera), los índices principales de Wall Street volvieron a terminar para arriba, con el Dow 0,1%  positivo, el S&P 0,5% en alza y el Nasdaq logrando otro 0,8% de suba.

La gran discusión de todos es si esta inflación que sufre EE.UU. es temporal o estructural. Según el informe del IPC, los precios más volátiles son los alimentos y la energía, que siempre son los que más suben. Pero lo que más nerviosismo causó fue que excluyendo esos dos rubros, la inflación del resto de los sectores fue del 3,8% anual en los últimos doce meses, un número que a los norteamericanos les pone los pelos de punta, porque de mantenerse seguramente traerá tasas cortas más altas mucho más pronto que lo que se estuvo suponiendo hasta ahora.

Anticipándose al movimiento, siguió apareciendo ayer compra de bonos haciendo subir el precio contado de los bonos de EE.UU. y sus tasas largas en consecuencia cedieron: 0,72% anual a 5 años, 1,45% a 10 años y 2,15% a 30 años. Mientras que en el exterior, el dólar bajó 0,4% contra la libra y cedió 0,3% contra el yen y el mexicano, pero no cambió contra el euro, el real y el chileno. Mientras que en la Argentina hubo una paz cambiaria de cementerios. El Banco Central logró comprar otro US$ 42 millones de reservas, y los dólares siguen planchados.

El papel del Central

Sigue preocupando que el BCRA tome y tome deuda en Leliq (ayer absorbió otros $ 261.407 millones pagando 38% anual (con los plazos fijos en el 37%), pero los dólares no dijeron ni “mú”: El dólar turista subió 2 centavos hasta $165,61, el oficial subió 1 centavo hasta $100,37, el blue subió $1 hasta $157 y el mayorista subió 6 centavos hasta $95,11. El dólar MEP bajó 59 centavos hasta $159,09 y el contado con liquidación bajó 36 centavos hasta $165,03.

Y, medidos en pesos, la libra subió 69 centavos hasta $134,82, el euro subió 3 centavos hasta $115,78 y el real no cambio y siguió a $18,76.

Frente a esta quietud en Wall Street y esta pausa en los dólares, los titulos argentinos también entraron en una especie de animación suspendida. Los bonos retrocedieron apenas tras los avances de los últimos días, por lo que el riesgo país repuntó 12 unidades, hasta 1.475 puntos básicos. Y la Bolsa porteña terminó sin cambios, con $2.015 millones operados en acciones y $1.983 millones en Cedear. Y con clima neutro también en los ADR argentinos que cotizan en Nueva York, aunque muy selectivo: con subas para Mercado Libre e YPF, y bajas para IRSA y Central Puerto.

Pero mientras Powell de la FED y la secretaria del Tesoro Janet Yellen siguen mirando si la inflación es temporal o no, ayer las commodities siguieron dando señales. El petróleo subió otro peldaño. Los metales preciosos siguieron firmes. Pero los metales básicos, los granos y las criptomonedas estuvieron mixtos: ya abandonaron los máximos tocados hace 30 o 60 días, por lo que es posible que la Fed desacelere las compras, pero que la baja de tasas se seguirá haciendo esperar.

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