Hace casi 30 años antes de que la icónica Barbie viera la luz, Argentina contó con su propia y exitosa muñeca, Marilú, creada en 1932 por Alicia Larguía. Inspirada en la muñeca francesa Bleuette, Marilú marcó tendencias de moda y se convirtió en un fenómeno comercial. La historia de Marilú se entrelaza con la historia de la infancia femenina en Argentina desde la Década Infame hasta el peronismo, proporcionando una perspectiva única de la sociedad y la cultura de la época.
La muñeca Marilú no solo fue un juguete, sino un fenómeno cultural que trascendió fronteras y generaciones. La experiencia de vestir a la muñeca con ropa que también podían usar las niñas, junto con la publicación de patrones de costura en revistas, convirtió a Marilú en un ícono de la moda y la enseñanza de habilidades domésticas. La tienda Casa Marilú, ubicada en la calle Florida, se convirtió en un símbolo de exclusividad y buen gusto, ofreciendo prendas de alta calidad y sirviendo como centro de moda para madres e hijas.
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El legado de Marilú no se limitó a su tiempo como muñeca, ya que la Casa Marilú evolucionó hacia una casa de moda que se mantuvo activa hasta los primeros años de la década de 1980. La investigación de Daniela Pelegrinelli, plasmada en el libro «Prodigiosa Marilú», destaca la importancia de esta muñeca en la historia del juguete argentino y en la evolución de la moda y la cultura infantil en el país. Marilú no solo fue una muñeca, sino un símbolo perdurable que conecta la infancia, la moda y la sociedad argentina.
Con información de Lorena Pérez de La Nación
