Transformación digital: Transformación digital para la sanidad pública del futuro

Por Miguel Rodríguez (Consejero de Sanidad del Gobierno de Cantabria) y Santiago Garcia Blanco (Director General de Transformación Digital y Relaciones con los Usuarios Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria)

Las organizaciones sanitarias, en especial las de titularidad pública y cobertura universal, se encuentran ante un punto de inflexión de cara a organizarse de una forma distinta que les permita atender una demanda cada vez más creciente y garantizar su sostenibilidad financiera.


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Una esperanza de vida cada vez más alta y una población envejecida derivan en una mayor prevalencia de pacientes crónicos y pluripatológicos que necesitan mayores y mejores cuidados para vivir con la mayor calidad posible, fin último de nuestro estado del bienestar, pero que precisamente debido a ello consumen la mayoría de recursos del sistema.

Partiendo de una sanidad del siglo XX, pensada y diseñada para tratar al paciente agudo, hospitalizándolo en muchos casos, debemos cambiar el paradigma y enfocarnos ahora en la prevención y la atención al paciente crónico, primando la formación de los pacientes en sus propios autocuidados, la mejora de la atención primaria y la continuidad asistencial sociosanitaria, pensando y diseñando los servicios basándolos en la mejor experiencia posible del paciente.

Como han demostrado ya antes en muchos otros sectores, las tecnologías de la información y las comunicaciones han alcanzado o están alcanzando a pasos agigantados el grado de madurez necesario para ayudar a resolver muchas de estas cuestiones y permiten abordar ya una urgente transformación digital del sector sanitario, entendida como que lo digital genera la oportunidad de transformar los procesos y la forma de hacer las cosas en sanidad.

En especial, todo cambia por el hecho de que en un mundo hiperconectado, prácticamente el 100% de los pacientes o cuidadores disponen de un dispositivo móvil con datos en banda ancha y espera, de sus servicios sanitarios, una respuesta de su App o carpeta de salud online acorde a la que recibe de muchos otros servicios públicos o privados. Esto, unido a una nueva y completa generación de dispositivos sensores y de monitorización gracias a las tecnologías IoT (Internet of Things) y al próximo 5G, ofrece ilimitadas posibilidades para el seguimiento de los pacientes a distancia y hacer realidad la telemedicina.

El crecimiento exponencial en la generación de datos sanitarios, estructurados y no estructurados, imagen médica, etc. va a requerir de la flexibilidad de las tecnologías en la “nube” o “cloud”, para su gestión y procesado. La evolución de las ciencias “ómicas” (Genómica, Proteómica, Metabolómica, etc.), hacia la implantación en la práctica clínica de una medicina personalizada o de precisión amplificarán aún más esta tendencia.

La extensión de la Historia Clínica Electrónica (HCE), normalizada y federada a nivel nacional y europeo representa una fuente de datos valiosísima que junto al cruce de datos con otras múltiples fuentes permite el despliegue de soluciones de Big Data e Inteligencia Artificial que en muchos casos superan ya al criterio humano en el diagnóstico, y en todo caso, suponen una ayuda para el profesional sanitario que se convertirá en imprescindible en el corto plazo.

Además, la HCE es una herramienta muy potente para el registro y medición de resultados en salud, que permite la exploración de modelos de compra de medicamentos más eficientes basados en el valor aportado a los pacientes.

Pero no todo vale en la implantación de tecnología en Sanidad. Hay que garantizar la protección de datos de los pacientes, así como la transparencia y escrutinio público de los nuevos algoritmos que van a decidir, en este caso casi literalmente, sobre la vida y la muerte.

La usabilidad y el factor humano es también clave en el desarrollo e implantación de todas estas técnicas y herramientas, contando con el criterio previo de profesionales y pacientes. Los beneficios son amplios, desde aumentar la comodidad del profesional en el uso de las herramientas y poder dedicar un tiempo de calidad a sus pacientes, hasta velar por la seguridad de estos últimos.

En definitiva, vivimos un momento excitante, de cambio y de oportunidad. Aprovechémoslo para garantizar la viabilidad y el futuro de la sanidad pública.

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