Transformación digital: Así influye en las fluctuaciones de la demanda la conversión de las empresas al delivery

Mujer con estetoscopio, tecleando laptop

¿El ser humano presenta necesidades que son resueltas por la tecnología o es acaso la tecnología la que da lugar a que surjan nuevas necesidades? Este cuestionamiento de corte filosófico ya fue discutido con anterioridad por grandes pensadores como Javier Echevarría. Si bien la respuesta parece ser ambigua, algo queda claro y es que existe una conexión entre el ser humano y el desarrollo de la tecnociencia.

Cada día, nuevas ideas surgen con el fin de optimizar el desarrollo de los recursos disponibles. El objetivo de esto es a fin de cuentas la mejora de la calidad de vida de las personas.


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En consecuencia, la tecnología se alimenta de las necesidades tanto manifiestas como desconocidas de las personas, al tiempo que estas últimas se adaptan a los nuevos retos presentados por las tecnologías al ver refinadas sus demandas.

Ante este entramado de desarrollo-satisfacción en el que todo fluía a velocidades incalculables, se presentó un reto que nadie esperaba, el COVID-19. La industria quedó parada y si bien los gobiernos de diversos países trataron de insuflar algo de liquidez, un gran número de empresas se vieron obligadas a cesar su actividad.

El destino de la economía parecía incierto, sin embargo, un hecho destacó por su singularidad: las compras online crecieron enormemente durante el tiempo de confinamiento. Mientras que el comercio físico quedó parado, plataformas online de venta de ropa, comida a domicilio y supermercados en línea tuvieron un gran apogeo que dio lugar a que los distintos países hicieran eco de un nuevo nombre de moda: el delivery.

La industria delivery en tiempos de necesidad económica
Aunque el delivery es una de esas industrias que lleva años entre nosotros, no fue hasta un momento de necesidad de abastecimiento real cuando el ideario social posó su atención sobre él.

Lejos de limitarse a una app para pedir comida, el delivery ha supuesto un antes y un después especialmente beneficioso para los pequeños empresarios, puesto que al promocionar sus establecimientos desde este tipo de plataformas, lograban una mayor visibilidad, una afluencia de clientes que impedía el cese de actividad y el mantenimiento del sueldo de los empleados, además de suponer una grandiosa forma para ganar relevancia en internet sin la necesidad de invertir en posicionamiento web.

En muchos otros casos, el ahorro de recursos asociados al propio mantenimiento de los establecimientos presenciales llegó a permitir la reinversión para la mejora de los productos y servicios ofertados, lo cual redundaría una vez más en la satisfacción de los clientes que no dudarían en hacer sus compras online. Tanto así, que las propias empresas delivery han ido ampliando los mercados con los que trabajan, llegando incluso a operar con gasolineras a domicilio.

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