Con ello, se ha producido un frenazo en seco en la tendencia positiva del sector: “La industria llevaba 20 años creciendo constantemente, tras la pandemia hemos llegado a niveles menos que en el 2000, por lo que se podría decir que hemos retrocedido más de dos décadas”, afirma Guilisasti.
Ante esta situación han surgido nuevas opciones: “Cada vez es más común coordinar envíos aéreos de carga marítima por falta de espacio y contenedores. Las tarifas aéreas continuarán siendo volátiles hasta que se incrementen los vuelos de pasajeros”, dice Guilisasti. Además, los aviones preighters, (aeronaves reconvertidas para poder usar las cubiertas de pasajeros y meter cargar mercancía) han sido una de las medidas tomadas para ganar nuevo espacio ante esta situación.
Aunque la recuperación empieza a verse poco a poco, gracias al aumento de los pasajeros con la llegada de la vacuna y la desescalada de las restricciones, Herrero asegura que: “Se habla de que todavía queda mucho para llegar a los niveles de 2019, y que en el 2022 aún estaremos solo al 72 por 100 de los vuelos”.
Con la llegada de dicha vacuna, preocupaba que estas ocuparan mucho del limitado espacio con el que cuenta el mercado aéreo. Sin embargo, no ha sido un gran problema ya que muchas se han transportado por otros medios y muchos países han optado por la fabricación local para abastecerse.
En España, algunas aerolíneas han reducido su capacidad entre el 70 y el 90 por100, y han dejado fuera un gran número de aviones, aunque ya se conocen rutas que vuelven a recuperarse de manera diaria. Además, las que mejor han podido mantenerse son aquellas que cuentan con naves con control de temperatura para poder transportar material farmacéutico (clave para frenar la pandemia).
Aunque el comercio internacional se enfrenta a una complicada situación, se espera volver a la normalidad poco a poco, alcanzando una frecuencia de vuelos similar al 2019 en el 2023/2024.