Experiencia a bordo: lujo, diseño italiano y gastronomía exquisita

Experiencia a bordo: lujo, diseño italiano y gastronomía exquisita

Atrás quedaron aquellos cruceros donde al pasajero se le borra su identidad. Bienvenido al lujo de una nueva ruta marítima. Bienvenido al Norwegian Viva, el viaje que querrás.


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Si algo bueno te pasa, viaja para celebrar. Si algo malo te pasa, viaja para olvidar. Si no pasa nada, viaja para que algo pase.

Y es que la vida, ya de por sí, es un gran viaje. Un viaje inesperado en el que muchas veces no conoces el destino ni el camino que te lleva a él. En esta ocasión, los prejuicios van por delante.

¿Un crucero por el Mediterráneo? No sé si es mi viaje deseado: blackjack, cenas y bailes con el capitán, soirées déguisées, bufés insalvables o concursos de bañadores. Olvídense. Nada de eso aparecerá en esta crónica porque el Norwegian Viva, el nuevo e impresionante barco de cruceros –el segundo de la nueva clase Prima–, demuestra el compromiso de Norwegian Cruise Line por romper los esquemas tradicionales innovando en cuatro aspectos básicos: espacios abiertos, servicio con prioridad al pasajero, diseño con todo lujo de detalles y experiencias más allá de las expectativas. Efectivamente, bajo este crucero desaparecerán tus prejuicios.

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Desde Trieste, en Italia, partía este nuevo crucero en su viaje inaugural, apostándose como uno de los más espaciosos del mundo al disponer de la mayor superficie en cubierta.

Un titán de los océanos de 294 metros de eslora, más de 142.000 toneladas y con capacidad para 3.099 pasajeros. Y, atención al dato: una tripulación de 1.506 personas, lo que indica que hay un tripulante por cada dos pasajeros. Navegamos durante cinco días de Trieste a Roma Civitavecchia, pasando por Split (Croacia), Salerno y cruzando el estrecho que separa Mesina de Calabria (la punta de la bota y Palermo), y que continuaba hasta Lisboa recorriendo Florencia, Ibiza y Cannes.

¿Ha pensado que en diez días puede pisar 5 países y visitar hasta diez ciudades diferente? Todo son ventajas. Sin duda, el propósito es el destino… pero, en este caso, también la travesía.

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