10 encantadores pueblos cercanos a Barcelona ideales para excursiones diurnas.
De Sitges a Talamanca, aquí va un listado de los pueblos más bonitos cercanos a la Ciudad Condal perfectas para pasar un día… o el fin de semana entero.
Cada año millones de visitantes pasean por las emblemáticas calles de Barcelona, donde pueden disfrutar de sus múltiples maravillas como la Sagrada Familia, Parc Güell, La Rambla, el Liceu, la Casa Batlló o el mercado de La Boquería, entre otros. Así, la Ciudad Condal se encuentra en la lista de las ciudades europeas más visitadas. Pero la belleza de Barcelona no está solo en su capital, sino que la misma provincia cuenta con infinidad sitios que nos permitirán transportarnos a otra época y disfrutar de los más peculiares rincones.
Los expertos de EscapadaRural, plataforma digital especializada en turismo rural más importante de España, proponen 10 pueblos en los que pasar un fin de semana para desconectar en Barcelona. En estos rincones de Barcelona podremos visitar castillos, visitar iglesias románicas y callejear por pedregosas callejuelas, a la vez que disfrutar de la naturaleza y de actividades no tan usuales.
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Cardona
Cardona cuenta con alrededor de 5.000 habitantes y uno de los conjuntos medievales en mejor conservación de toda Cataluña. Está a poco más de una hora y media de Barcelona en coche y coronando la villa podremos encontrar un castillo cuya fecha de creación se remonta al año 886. La construcción fue ordenada por el conde de Barcelona, Guifré el Pilós, en su expansión hacia el centro del territorio, donde empezó la repoblación para otorgar a Cataluña una mayor población.
Además, el municipio cuenta con otras construcciones de gran valor como la iglesia colindante a la fortificación o el claustro gótico del siglo XIV. Por último, cabe destacar del municipio las famosas minas de sal de Cardona, todo un atractivo contemporáneo gracias a sus peculiares formaciones geológicas.
Rajadell
Rajadell es otro de los pueblos medievales en Barcelona que están muy cerca de su capital. Con poco más de 500 habitantes este pequeño pueblo es todo un referente dentro de las formaciones medievales de la provincia. Sus pequeñas casas con un castillo gótico en lo alto del municipio lo convierten en una de las mejores opciones para disfrutar de este tipo de turismo. El pueblo conserva la Iglesia de Sant Iscle y Santa Victòria, que hacen las delicias de los amantes de la Edad Media.
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