Consciente de que todas las miradas estarían puestas en su reencuentro con Rauw Alejandro, Rosalía apostó por la absoluta transparencia.
Si el año pasado posaba en la alfombra roja con el pelo corto, los labios terciopelo y Rauw Alejandro, la elección de Rosalía para los premios Latin Grammy 2023 es exactamente lo opuesto. La cantante nominada a Mejor Grabación del año por Despechá (categoría en la que compite contra Shakira) llegaba a la primera edición de los premios de la música latina celebrada fuera de EEUU con una melena prerraefelita que caía suelta y ondulada por la espalda hasta el mismísimo lugar donde ésta pierde su nombre. Más concretamente, a la altura del tanga.
Si Lady Di creó el vestido de la venganza y Shakira las Converse, ¿ha inventado Rosalía el tanga del (anti)despecho?
Cubierta de pies a cabeza por un delicado encaje negro semitransparente, el diseño de Balenciaga SS24 –más desnudo que vestido–, era deliberadamente revelador. Como si la artista, consciente de que todas las miradas estarían puestas sobre ella y Rauw Alejandro que coincidían por primera vez en un evento tras su sonada ruptura, hubiese querido mostrarse abiertamente: aquí estoy yo.
La cola del vestido, a juego con su melena era a la vez un homenaje a la bata de cola flamenca y a la tendencia soft goth de la temporada. El tanga a la vista responde a la estética Y2K que impera desde hace algunas temporadas y al mismo tiempo, supone toda una declaración de intenciones: nada que ocultar.
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Con los labios nude y un maquillaje natural, el protagonismo en su rostro estaba reservado a las cejas peinadas hacia arriba dibujando olas. Rosalía sí que sabe capear el temporal. En la frente, un mechón rebelde (las tendencias lo llaman tendy) recordaba al peinado clásico de las folclóricas. ¡OLÉ!
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