La tendencia más atrevida del momento «La polémica falda mini de lujo»

Miu Miu, la firma de lujo feminista que reinventó la sensualidad y lucha contra el edadismo

Miu Miu, la firma de lujo feminista que reinventó la sensualidad y lucha contra el edadismo

Miu Miu ha dejado de ser la hermana pequeña de Prada y, en sus 30 años de trayectoria en el sector de la moda de lujo, se ha ganado a pulso convertirse en la firma más rupturista reinventando los conceptos de la sensualidad y luchando contra el edadismo.


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Miu Miu entró en el imaginario de la moda como la hermana pequeña de Prada, la marca que encarna la visión de la mujer de la todopoderosa y genial Miuccia Prada. Las firmas se relacionan en una polaridad constante, como si la diseñadora se permitiera en una las restricciones que se impone, por pura política, en la otra. Prada explora los límites, renuncia a las musas y no teme a retar las ideas convencionales (burguesas, diría la comunista Miuccia) sobre el género, la belleza o la feminidad.

«No existe la mujer Prada. Me interesa hacer más fuertes a todas las mujeres», decía la diseñadora en 2012, en una entrevista en ‘Elle’, edición EE.UU. Miu Miu prefiere las experimentación a la exploración, acumula musas y abraza la feminidad más sensual. En la foto del mandato de estilo de Miu Miu figura ahora mismo Emma Corrin, desembarcando en Venecia con chaqueta y bragas de cachemira verde oliva, camiseta blanca, medias negras y unos Oxford.

La polémica falda mini de lujo que han lucido famosas e influencers y confirma la tendencia más atrevida del momento

«Prada representa mi yo más serio», confesó Miuccia Prada a la edición estadounidense de Harper’s Baazar. « Miu Miu es un patio de juegos. Un lugar más pequeño en el que soy más libre». Corría el año 2020, cuando su ‘hija pequeña’ aún no se había convertido en el motor económico del segundo grupo textil italiano (por detrás de Armani) y el vigésimo tercero del mundo, según el índice The Fashion United Combined Top 200.

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En el último semestre, las cuentas muestran un aumento de las ventas de un 50%, muy por encima del 18% que alcanza Prada. Una de las variables que explican este increíble resultado tiene que ver con el mercado Chino, donde el grupo ha redoblado su presencia, sobre todo en digital. Miu Miu está en la red social donde acuden las jóvenes pero sobradamente ‘fashionistas’ que desean adquirir artículos de lujo difíciles de lograr en tiendas. Se llama ‘Xiaohongshu’ (el Pequeño Libro Rojo) y reúne a más de 200 millones de usuarias cada mes.

El objetivo de convertir a Prada en una operación valorada en 4.5 billones de dólares queda más cerca gracias a la reciente viralidad de Miu Miu, lograda a golpe de tijera. Primero, de la mínima falda de tablas de la colección primavera-verano 2022 y una larga retahíla de camisas y jerseys recortados para mostrar la mayor cantidad de abdomen. Después, con las bailarinas depuradas de cintas que se convirtieron en el calzado fetiche del otoño de 2022. Ahora, con la defensa de las bragas de lentejuelas como prenda exterior.

Una reducción a mínimos de la indumentaria que vuelve loca a la chavalería en TikTok. Y que, sin duda, ofrece un relato feminista alternativo al que, desde Dior, ofrece Maria Grazia Chiuri. Las heroínas de Miu Miu invocan el espíritu rupturista, provocador y hedonista de las ‘flappers’ de los locos años 20. Nada que ver con las cariátides de Dior, paseantes lánguidas de la exquisitez.

Pero volvamos a las bragas (de cachemira) como prenda memética, pues no es la primera vez que Miu Miu trata de convencer a su compradora para reducir hasta este punto los pantalones. Kate Moss, la modelo que definió la década y estrella del primer desfile de la marca en la Semana de la Moda de Nueva York en 1995, defendió unas bragas marrones con ribete blanco y pequeño volante bajo una gabardina del mismo color.

Chloë Sevigny las llevó con una falda tubo de tul, pocos días antes de que se estrenara ‘Kids’, la película de Larry Clark que puede contarse como un antecedente (más crudo) de ‘Euphoria’. «Me encantan. Si fuera joven, las llevaría a todas partes», confesó Miuccia Prada a ‘Vogue’, tras el desfile de la colección en París, el pasado marzo, y riéndose a carcajadas. Esta prenda interior puede haberse convertido en la ‘pièce de résistance’ de la intelectual diseñadora en su batalla por intervenir en los mecanismos de la seducción. Una guerra que le ha traído no pocos disgustos.

En 2017, Miuccia Prada le confesó a Jess Cartner-Morley, corresponsal del diario británico ‘The Guardian’, su (falso) dilema con la cuestión del erotismo. «Las armas de la seducción son siempre las mismas: plumas, lencería… Muchas veces, las que hemos sido educadas en el feminismo las rechazamos. Pero es verdad que se han mantenido a través de los años. ¿Cómo es que el deseo se ha ligado necesariamente a estos elementos? ¿La seducción forma parte intrínseca del ser humano o es una creación social? Esta es una pregunta importante», decía la diseñadora, en lo que probablemente era una pregunta retórica. Como feminista, Miuccia seguramente tenía clara la respuesta. Y, evidentemente, su acercamiento lateral, original, intelectual o inverso a lo sexy puede contarse como su intento de ampliar el campo de batalla de la seducción.

Muchos looks de Prada calificados de feistas pero adorados por las fans de la marca confirman que Miuccia Prada ha tenido éxito en su tarea. En Miu Miu, sin embargo, esta batalla suya se complica por la juventud de sus musas, a veces más cerca de la clásica y sexista ‘lolita’ que de joven que hace de su capa y sayo. Elle Fanning fue musa de Miu Miu a los 14, lo mismo que Hailee Steinfeld. Lindsey Wixson tenía 16. La campaña que Mia Goth protagonizó para Miu Miu en 2015 fue retirada del mercado británico por recomendación de la Advertising Standards Authority (la asociación reguladora de la publicidad) quien adujo que era «irresponsable» por «sexualizar de manera inapropiada» a una modelo que «parece una niña» (Goth ya había cumplido los 22).

Evidentemente, es complicado que cualquier fotógrafo estrella nacido antes de los años 90 entienda que lo que bulle en la cabeza de la diseñadora milanesa no es exactamente sexualización. Por otro lado, la sexualización era herramienta obligada en el marketing de moda de la época y, en la mayoría de las firmas, se mantiene hasta hoy.

«Lo que más deseo en este mundo es atacar la idea de belleza y de lo sexy. Es mi obsesión», confesó Miuccia Prada a ‘W Magazine’ hace escasas semanas. Tal batalla era casi un imposible en los 90, pero hoy parece estar en el ‘zeitgeist’ de toda una generación de mujeres en la moda, fotógrafas, estilistas, productoras, maquilladoras, que como Miuccia pretenden ir más allá de la ‘male gaze’ (la mirada masculina) para disputar, ampliar o romper la manera de mostrar a las mujeres.

Una de ellas es Lotta Volkova, la estilista rusa que ganó su reputación como mano derecha de Demna Gvasalia en Vetements y Balenciaga. Volkova es la responsable de los maravillosos looks de una de las colecciones más celebradas de Miu Miu, la de otoño-invierno de 2021, celebrada en las montañas de Cortina d’Ampezzo debido a las restricciones de la covid. Su sensibilidad para convertir lo obvio en interesante encaja a la perfección con el deseo de subvertir la feminidad heredada que impulsa a Miuccia Prada.

La batalla contra lo sexy que la diseñadora tiene entre manos no es, sin embargo, la que realmente libra Miu Miu en los armarios de sus clientas. Para ellas, la cuestión que lanza la marca tiene que ver con el paso del tiempo o, por decirlo de manera más prosaica, con la edad. ¿Puede la pizpireta mujer Miu Miu superar los 40, los 50, los 60?

¿ Ha dejado Miu Miu de ser ‘la hermana pequeña’ de Prada? Eso parece a tenor de los resultados económicos y de la misma actitud de Miuccia Prada, quien ya descarga gran parte de su trabajo en Prada en Raf Simons, su ‘parteneire’ en igualdad de condiciones creativas. «Miu Miu es el lugar donde Miuccia puede ser ella misma. Es la representación de su alma», desvela Petruzzo. Estamos, probablemente, ante ‘el último juguete’ de la abuela Miuccia, ‘jubilada’ desde diciembre de la posición de CEO que compartía con su marido, Patrizio Bertelli. Lorenzo, su primogénito, se prepara para tomar el relevo.

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