Under Armour vs Nike: así comenzó la ‘guerra’: «Ya conocerás nuestro nombre»

Under Armour-128

Under Armour vs Nike: así comenzó la ‘guerra’: «Ya conocerás nuestro nombre». Kevin Plank, fundador de la ‘otra’ marca estadounidense, narra sus inicios entre rosas por San Valentín y tarjetas de Navidad a la empresa de la pipa hasta convertirse en un gigante de la industria

El metro cuadrado de garaje debe estar por las nubes en Estados Unidos. No existe en el planeta otro habitáculo que haya generado tantos billones de dólares en beneficios para las empresas que allí fueron concebidas.


Banner_frasco-suscripcion-800x250

Una de ellas es Under Armour, una marca de ropa deportiva fundada por Kevin Plank sobre dos pilares: una idea tan sencilla como la de vestir una camiseta interior más cómoda y una determinación tan clara como para enviar cada Navidad una tarjeta de felicitación al gigante Nike, a nombre del tótem de la industria, Phil Knight, con unas pocas palabras: «Soy Kevin Plank, de Under Armour.

Todavía no has oído hablar de nosotros pero ya conocerás nuestro nombre«. Capaz de plantar su logo en el pecho de Tom Brady, Lindsey Vonn, Steph Curry o Antonio Rüdiger, Plank se sentó con MARCA en Frankfurt tras la presentación de su última creación para desgranar los hitos y las anécdotas que componen el relato de la fundación de su empresa.

Un imperio que se sustenta sobre una prenda tan fina como una camiseta interior, pero con historia y código secreto propio: el prototipo #0037. Plank, jugador del equipo de fútbol americano de la Universidad de Maryland, estaba harto de tener que llevar las típicas camisetas de algodón que servían para atrapar el sudor en verano y para luchar contra las bajas temperaturas en invierno.

«Y eso cuando tenía camiseta de algodón, ya en la universidad. Antes había veces que llevaba una camisa de franela, con sus botones y todo, debajo de la equipación», recuerda. Para explicar lo que significaba llevar esa prenda bajo el armatoste con el que sale al campo un jugador de fútbol americano realiza un truco algo rudimentario pero muy efectivo incluso en 2023.

Mete una camiseta de algodón mojada, simulando el sudor, en una bolsa zip. Enseña la bolsa al público, la sostiene unos segundos frente a sus ojos y después la estampa contra el suelo, provocando un estruendo en la sala y un respingo en los asistentes, que se quedan a su merced para la frase de cierre del truco: «Pues ahora imagina llevar eso encima mientras haces deporte». Así fue como surgió la idea para diseñar su prototipo #0037, apodado ‘The Shorty’ porque no cubría el torso al completo.

Pero ese es casi el final de la historia, aunque no fuese más que el inicio de lo que hoy conocemos como Under Armour. Las películas de emprendedores estadounidenses siempre tienen como primera escena a un chaval vendiendo periódicos, haciendo recados o, como es el caso, quitando nieve a paladas para ganarse unos dólares extra los días que el temporal cerraba la escuela.

Como si agitase una esfera de Navidad con nieve, te hace mirar dentro y te sumerge en su película: «El comienzo de mi historia es que siempre fui un emprendedor y lo único que sé es que nunca voy a trabajar para nadie. Y eso es algo que se manifiesta desde una edad muy temprana: no puedes crearte a ti mismo, casi tienes que nacer con este espíritu. Yo era un niño que saltaba de la cama cuando nevaba, cancelaban la escuela y podía ganar unos dólares extra.

Tuve un negocio de corte de césped desde la escuela primaria hasta la secundaria. Incluso cuando llegué a la Universidad de Maryland mantuve el espíritu. De hecho el dinero inicial para Under Armour provino de un negocio de entrega de rosas». Vuelves del ensueño y lo que sostiene Plank ya no es un domo de nieve, es una flor.

Vea también: Reebok dará sus primeros pasos en el metaverso ¡Conoce más sobre el tema!

Un camino de rosas para fundar Under Armour

«Como estudiante y atleta para nosotros no estaba permitido tener un trabajo, pero no dijeron nada sobre no poder iniciar un negocio. En mi primer año en la universidad, por San Valentín, vendí 100 docenas de flores, que fueron 250 docenas de flores el segundo año, 600 el tercero y 1.186 docenas de flores entregadas en mi último año de universidad». De ahí salieron los 17.000 dólares con los que arrancaría su gran negocio: Under Armour.

«Tenía que haber una idea mejor que las camisetas de algodón. Además al descanso llegabas al vestuario, te tenías que quitar las protecciones y la equipación, tirar la camiseta sudada y ponerte una limpia para luego volver a colocarte el resto de ropa antes de volver a salir a jugar. Se perdía un tiempo importantísimo en el descanso. La parte baja de la equipación no nos la quitábamos, porque se usaban unos pantalones de compresión y dije ‘¿por qué no hacemos lo mismo con la parte de arriba?’.

Fui a una tienda local y compré un material que encajaba con el concepto de ser elástico, ligero y fresco. Llevé ese material a un sastre y le pedí que me hiciera tantas camisetas como fuera posible. Me dio siete. Le pasé esos prototipos a mis compañeros y se quedaron encantados».

El nacimiento de la Coldgear Baselayer

Una vez superado ese primer test de producto, Plank pensó a lo grande. Su carrera como jugador no iba a ir más allá de la universidad, pero entre esos años, los del instituto y los de la escuela preparatoria había conocido a unos 50 compañeros que sí llegaron a la NFL: «Fui al Garment District (el Distrito de la Moda de Nueva York) para descubrir cómo podía producir las camisetas en grandes cantidades.

Entonces mandé a mis excompañeros un paquete con tres camisetas y les dije ‘si te gusta, úsala. Si te gusta mucho, dale una al compañero que tengas a cada lado en el vestuario. Si queréis más, dile al encargado de material de tu equipo que me llame y me haga un pedido‘. La cosa empezó a crecer muy rápido, instalé una oficina en casa de mi abuela en Georgetown, allí tenía el inventario y vivía en la parte superior. Empecé a recibir pedidos y el primer año tuvimos unos ingresos de 18.000 dólares, el segundo más de 100.000 y cada vez más.

En cinco años pasamos de cero a cinco millones de dólares, en los siguientes cinco llegamos a 300 millones de dólares, los cinco siguientes a un billón y seis años después a cinco billones».

El gran subidón de ‘Un domingo cualquiera’

El boca a boca funcionó. Todos los equipos de la NFL querían tener esas nuevas camisetas que nadie más producía y que los jugadores adoraban. Pero para que un fuego arda de esa forma hay que usar combustible.

Y Plank utilizó dos bombonas de queroseno. Un amigo le chivó que Oliver Stone estaba grabando una película sobre fútbol americano, una cinta que se estrenaría en España con el nombre de ‘Un domingo cualquiera‘. «Mandé unas camisetas al director de producción y al de vestuario, me respondieron diciendo que les encantó y me mandaron esta lista con todos los productos que querían, basados en las muestras que les envié.

Le dije que era genial, pero que no podía permitirme dárselas sin más, que tenían que pagar por ello. Me respondieron ‘¿De qué estás hablando?’ y les dije que debían pagar por cada prenda que les enviase. Creo que al final pagaron cerca de 50.000 dólares». Y las camisetas salieron en la película.

Mucha gente conoció el logo de Under Armour gracias a la cinta de Oliver Stone y Plank quiso aprovecharlo. «Terminé sacando un anuncio en la revista de ESPN. El anuncio de media página costaba 25.000 dólares. Le pregunté a cuatro o cinco empleados si les importaría saltarse un pago para que pudiéramos ahorrar los 25.000 dólares para publicar este anuncio. Y algunos de ellos lo hicieron. En dos semanas hicimos cerca de 800.000 dólares en pedidos cuando en todo el año anterior habíamos hecho 1.3 millones».

En 2019 Plank dejó su puesto de CEO en la empresa que se encargó de fundar y levantar y en la que aún hace la pregunta clave: «Cuando alguien compra un producto de Under Armour se pregunta ‘¿En qué me va a hacer mejor?’, así que nosotros tenemos que pensar qué superpoder tiene esa prenda, dar algo más.

La industria de los relojes iba bien y de repente Apple decide sacar un reloj. Tenemos que ser el Apple o el Tesla de la ropa deportiva. Tenemos que ser los que piensen que hay una forma mejor de hacerlo». Esa es la mentalidad que hace que Phil Knight, que hace años dejó de recibir tarjetas navideñas, ya sepa quién es Kevin Plank y qué es Under Armour.

Banner_azules
Reciba las últimas noticias de la industria en su casilla:

Suscribirse ✉