Rolex y la Fórmula 1 conforman el mejor equipo de la parrilla

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Rolex y la Fórmula 1 cumplen 13 años de asociación en la unión con más sentido y precisión sobre el asfalto.

Durante 23 domingos al añoa las 3 de la tarde exactamente -hora local- millones de personas por todo el mundo tienen su mirada puesta en el reloj más importante del mundo del motor.

La manecilla del Rolex que preside la salida del pit lane marca el comienzo del Gran Premio de Fórmula 1 con la marcha de los monoplazas a su vuelta de calentamiento, con la que así prepararse para el definitivo apagado de las luces de los semáforos y, con ello, comenzar la carrera que determinará quién está más cerca de levantar el trofeo de campeón del mundo.


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Este 2023 se cumplen 13 años desde la primera vez que los espectadores siguieron la aguja verde y blanca de la casa de relojería suiza por excelencia. Más de una década desde que ésta se convirtiera en la compañera de viaje del deporte automovilístico más rápido del planeta.

Y lo ha hecho de una manera tan orgánica, que a los aficionados ya les cuesta recordar una época en la que sus ojos no se posaban sobre el cronógrafo más famoso un segundo antes de que los coches se preparen para el momento más importante de todo el fin de semana.

Muchas razones hacen que esta asociación se haya convertido en un ejemplo a seguir, y que ya forme parte del imaginario de este deporte como si en lugar de poco más de 10 años llevaran en realidad 73. El reloj oficial de Rolex en Fórmula 1 recuerda a pilotos, escuderías y fans que la batalla definitiva de los participantes es contra el tiempo. Pero esa carrera va mucho más allá de lo que vemos cada fin de semana sobre la pista, y la casa horológica es la principal partícipe de ello. ¿Una prueba? Lo vivido en el Circuit de Catalunya.

Es viernes, 2 de junio, y nos encontramos en el paddock del Gran Premio de España a pocas horas de que los 20 mejores pilotos del mundo se suban a sus monoplazas para tener el primer contacto con el asfalto del circuito de Montmeló. Las camisetas rojas, verdes, naranjas o azules de los miembros de los equipos pasan casi a la velocidad de la luz con los hombres y mujeres que corren de una punta a otra del backstage de la F1 para prepararlo todo para los primeros entrenamientos libres.

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El ritmo frenético se vive en cada esquina del circuito, ingenieros y mecánicos que van de un lado a otro ya sea para comer en el motorhome de su escudería, para ir a revisar los datos necesarios para las pruebas, para hacer los estiramientos antes del arduo trabajo que significa mover y poner a punto los coches… Por no hablar de jefes de equipo y pilotos que además de todo deben atender a los medios de comunicación y fans que se agolpan a las puertas de sus hospitalities.

No hay un segundo que perder fuera de la parrilla, y en cada carrera a pie no es otro que un gran Daytona, que preside el paddock en todo su esplendor, el que los mantiene puntuales. El que vigila que no se pierda un minuto y que todo el mundo esté en sus puestos, ya sea en las escuderías, la FIA, la FOM o hasta que Bernd Mayländer y su Safety Car estén preparados.

El esfuerzo titánico de todos los que hacen posible un GP es inimaginable, como también lo es la lucha contra el reloj que tienen cada uno de ellos. Y es que por ejemplo, en cuestión de segundos lo que poseen los encargados de transmitir en vivo las carreras, por ejemplo, para decidir qué imágenes tienen que verse en televisión de las cientos que se generan en milésimas. Desde Control de Carrera los comisarios también deben correr para tomar decisiones que pueden determinar quién gana o pierde.

¿Pero creías que la carrera acababa ahí? Cada domingo, después de que los premios hayan sido entregados y el champán derramado, todo el mundo comienza a hacer las maletas para viajar al siguiente destino al día siguiente. La FOM deshace su carpa mientras que otra se ha enviado al siguiente GP, las escuderías recogen además de los coches, sus propios motorhomes para trasladarlos a la próxima cita. Incluso la FIA tiene que guardar todos sus ordenadores y material para poder dirigir el evento que toque dentro de 5 días.

El tiempo lo es todo en este deporte, aunque no es lo único que une a estos dos gigantes de sus respectivos campos.

Innovación, excelencia, historia, tecnología… son algunas de las características que representan a ambas marcas. Son las mejores en sus especialidades y como tales, era cuestión de tiempo, juego de palabras aparte, que se unieran oficialmente. Desde 1968 Sir Jackie Stewart es embajador de la casa, y a lo largo de los años campeones como Jenson Button y estrellas de la talla de Mark Webber se han unido a ella fortaleciendo los lazos entre Rolex y la Fórmula 1.

Ambos, a su manera, son maestros del tiempo: uno en su afán de batirlo y otro en contarlo, y de la mano siguen defendiendo los valores por los que se los reconoce en cada rincón del mundo.

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