10 perfumes clásicos para hombre: los más vendidos de 2023 que nunca pasan de moda

perfume dior

Esta es una mirada (perfumada) al pasado. Un viaje olfativo con 10 paradas por algunas de las fragancias que han marcado estos 90 años.

1. Eau de cologne Colonia de Acqua di Parma: Más de 107 años alumbran a esta agua de colonia. Y ahí sigue: con una fórmula pionera, impertérrita. La combinación de ingredientes de Colonia de Acqua di Parma no ha cambiado desde que llegara al mercado en 1916. Fue el barón Carlo Magnani, un hombre refinado y acostumbrado a moverse en los círculos más elitistas de Londres, París y Nueva York, quien se atrevió a crear un aroma para su uso personal. Una fragancia sin más pretensiones que nació en un pequeño laboratorio de esencias situado en pleno casco antiguo de Parma. Casi sin quererlo, este aristócrata crea la primera y auténtica colonia italiana. Un perfume que se convierte en un éxito imparable entre su círculo de amigos y conocidos.


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Esta fragancia, tiene más años que la revista Esquire, sí, por lo que su trascendencia daría para redactar una tesis doctoral de, al menos, tres tomos. Concentra la esencia de la Italia que la vio nacer –así, encapsulada en su frasco Art Decó–, aunque en la década de los 50 del siglo pasado cruzó el charco para perfumar las pieles de Cary Grant o Ava Gardner, entre otras. Nombres propios que hicieron de ella un mito. Tanto como lo son sus ingredientes: limón, naranja, rosa, romero… Tampoco faltan las notas a madera como la de vetiver, sándalo o pachulí. Una ristra de acordes que la coronan como una colonia única y terriblemente moderna.

2. Eau de parfum Pour Monsieur de Chanel: Hubo una época en que al dandi, al intelectual, se le reconocía por la pinta. En 1955, Gabrielle Chanel se propuso conquistar las pituitarias de quienes vestían elegantes trajes hechos a medida. Fue así como nació un perfume inspirado en los grandes amores de la modista: Arthur Boy Capel, el gran duque Dimitri Pavlovitch y el duque de Westminster. De ellos, como de los ateneístas de aquella época, destacaba una cosa: la franela gris con que estaba confeccionada su ropa y que replicó en el tapón de este clásico de la perfumería.

Tan clásico, tan clásico que, desde que llegó al mercado nunca ha dejado de estar en circulación ya que Chanel mantiene a la venta todas sus creaciones. Y esto dice mucho de de la forma en que formulan sus fragancias. Unas fragancias que, claro está, nunca pasarán de moda. Estás ante un perfume sutil, de aroma elegante. Huele a tradición, con una nota de salida cítrica de limón, que lo mismo lo pueden llevar los millennials que los centennials. Un eau de parfum que regresa de otro tiempo para saberse (y olerse) moderno en nuestros días.

3. Eau de toilette Habit Rouge de Guerlain: Hasta el salón de actos del Ateneo de Madrid –considerado como el epicentro de la modernidad desde finales del siglo XIX– llega una fragancia cuya suma de ingredientes despierta tanta fascinación como las soberbias pinturas de Arturo Mélida y Alinarique decoran este espacio.

Con este eau de parfum, Jean-Paul Guerlain quiso, allá por 1965, romper los esquemas de la perfumería masculina al incorporar un toque de vainilla a la receta de un jugo que se nos antoja eterno, como la sabiduría. Está considerada, a su vez, la primera fragancia oriental para hombres ya que, además, cuenta con inconfundibles notas de lima, naranja amarga, pimienta, cuero… Este último ingrediente tiene una razón de ser ya que Jean-Paul Guerlain quería rendir homenaje al mundo de la hípica. Habit Rouge, cuyo nombre hace referencia a las míticas chaquetas de vestir de los jinetes, es una mezcla de esencias que parecen sacadas como de debajo de la tierra, de los procesos de curtición de la piel al sol, del bosque… Es una figura de auténtico equilibrismo, el reflejo de un instinto controlado, refinado y poderoso.

4. Eau de toilette Eau Sauvage de Christian Dior: Frente a los tres murales con alegorías de la ciencia, el arte y la literatura del Ateneo de Madrid se sitúa un perfume que, como los socios fundadores de esta institución dedicada al saber, nació con vocación de agitar conciencias. Esta eau de toilette se creó con el fin de redefinir las fragancias arquetípicas para hombre ya que su suma de ingredientes estaban dirigidos a aquellos que no temían asumir su faceta femenina. De hecho, el eterno galán francés Alain Delon se convirtió en embajador e imagen de la misma. Esta fragancia, nacida en 1966, conserva ese carácter salvaje –de ahí su nombre–, fresco e irreverente de entonces. El santo y la seña de la eterna juventud.

Los hombres que la llevan, hacen gala del fin con el que se creó. Está considerada como la quintaesencia del buen gusto, de la masculinidad refinada, de ese «espíritu Dior» que perdura por obra y gracia de su modernidad que, por fortuna, se mantiene intacta. Su receta original, la convierte en parte de la familia olfativa de los cítricos con mezcla de notas florales. Bergamota de Calabria, hediona, jazmín, cilantro, clavel… Caben tantos ingredientes en ella que lo único que se nos ocurre es instarte a que te pases a este clásico de la perfumería para hombres.

5. Eau de toilette Paco Rabanne Pour Homme de Paco Rabanne: La escuadra, el compás, la paleta… Muchas de las salas del Ateneo de Madrid esconden algunos de los elementos propios de la masonería: una asociación cuyos valores están inspirados en el trabajo constante sobre uno mismo. Tal vez, la forja del modisto Paco Rabanne, cuyos diseños estaban íntimamente ligados a la metalurgia, inspirara la pirámide olfativa de una eau de toilette que llegó al mercado en 1973 y que trajo aparejada la tendencia fougère. Una nueva dimensión en fragancias masculinas cuyo legado, 40 años despues, se ha mantenido intacto.

Tal vez sea su conjunción de ingredientes lo que haga de ella toda una fragancia clásica. Los entendidos dicen de ella que está considerada como el epítome del carácter olfativo para el hombre. Ya que representa el equilibrio perfecto entre las notas verdes, las esencias aromáticas y las amaderadas. Es obra de Jean Martel, el hombre que quiso hacer de él un perfume perfecto para cualquier estación del año. Un hombre al que no le importa su edad porque este aroma resulta tan honesto que, tras aplicártelo, descubrirás que destilas elegancia. Romero, salvia, lavanda, geranio, musgo… Es leer sus ingredientes y se nos pone el cuerpo verde. Verde que te quiero verde.

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6. Eau de toilette Gentleman Original de Givenchy: “Tardará mucho en nacer, si es que nace, un andaluz tan claro, tan rico de aventura [como tú]”. Con este extracto de su poema Alma ausente –dedicado al torero Ignacio Sánchez Mejías– celebramos que su efigie se haya incorporado este 2023 a la galería de retratos del Ateneo de Madrid. Y así, a través de esta eau de toilette clásica creada en 1974, rememoramos por qué su figura, su vida y su obra son un canto al hombre, al amor universal y a la elegancia. Las tres cualidades que definen a un caballero tan perfecto como lo fue García Lorca.

Como el poeta granadino, el maestro Hubert de Givenchy quiso explorar nuevas fronteras en el mundo de la moda y pasarse a la creación de perfumes masculinos. Este, una fragancia de la familia amaderada, es rico en acordes especiados fusionados con cuero. Decidido y seguro de sí mismo, el gentleman al que apela esta fragancia de Givenchy es una persona elegante, un hombre moderno que representa la seducción masculina atemporal. Como la de aquellos dandis de otro tiempo.

7. Eau de toilette Le Male de Jean Paul Gaultier: La Pecera es la sala más espectacular de todas las que componen la biblioteca del Ateneo. Sobre alguno de sus 300 pupitres han escrito, leído o estudiado varios de los nombres propios más relevantes de la intelectualidad de los últimos dos siglos: Mariano José de Larra, Federico García Lorca, Concepción Arenal, Clarín, Galdós, Julio Caro Baroja, Emilia Pardo Bazán, Clara Campoamor o Carmen de Burgos, entre otros, son solo algunos de los nombres que han dado esplendor a este lugar con tanto encanto. Y, entre su fondo de , aproximadamente, 350.000 volúmenes se cuela un perfume de proporciones canónicas: tanto en su forma como en su fondo. Una fragancia con alma de marinero que apareció en 1995 para subvertir los códigos clásicos de la perfumería masculina.

¿Y cómo lo consiguió? Con una fórmula que rinde homenaje al marinero: la figura que siempre ha inspirado a Jean Paul Gaultier. Este perfume tiene una visión inconformista de la masculinidad. La lavanda, que evoca el familiar y reconfortante aroma de la espuma de afeitar, se ve realzada por la sensualidad de la vainilla. Tampoco falta una dosis de menta que le aporta ese punto cálido y chispeante tan reconocible para muchos.

8. Eau de toilette CK One de Calvin Klein: El nacimiento de esta eau de toilette supuso un cambio de paradigma en el universo de la perfumería conocido hasta 1994, el año de su creación. Generó debate ya que esta fragancia apelaba a la libertad individual, sexual y de género en los estertores de un siglo que miraba hacia el nuevo milenio. Su irrupción en el mercado fue como ver entrar a un elefante en una cacharrería: los ecos de aquel ruido irreverente, fresco y joven aún se escuchan en nuestros días. Y así la retratamos: junto a la puerta de La Cacharrería: la sala en la que Unamuno o Valle Inclán mantuvieron alguna que otra charla improvisada.

CK One, de Calvin Klein es una fragancia cítrica, ligera como una bocanada de aire fresco que no nació con el afán de convertirse en una fragancia unisex. Pero, por avatares del destino –y de una campaña publicitaria que ensalzaba al género humano en todas sus declinaciones–, acabó convertido en el perfume predilecto de hombres y mujeres. Una casualidad inesperada hasta para el perfumista que lo ideó: Alberto Morillas. El hombre que quiso, precisamente, concentrar en él todos los aromas de su Sevilla natal: desde la flor de azahar, hasta llegar al limón, pasando por la rosa el jazmín o la raíz de lirio. Una sinfonía andalusí cuya universalidad no conoce fronteras. La fragancia sin género por antonomasia cuyo espectro de notas resulta muy sutil. Algo que ha hecho de ella el verdadero paradigma entre quienes buscan dar con un perfume que aglutine ese concepto tan intangible y personalismo como es el “olor a limpio”. Fruto de su éxito es que, al minuto, se venden 15 ejemplares o más al minuto en todo el mundo.

9. Eau de parfum Black Orchid de Tom Ford: El aroma de las flores exóticas, como el conocimiento, deberían encapsularse en preciados tarros de cristal. Para destaparlos de vez en cuando y embriagarse de todo el saber que sea necesario. Este eau de parfum llegó al mercado en 2006 con afán de revolucionar el universo de la perfumería masculina. Y vaya si lo hizo. Porque el rosario de ingredientes que lo componen: orquídea negra, trufa, ciruela, grosella o incienso darían para redactar un tratado sobre por qué esta fragancia es la quintaesencia de la erudición perfumada.

Sobre la piel resulta lujosa y sensual. Gracias a sus intensas notas, oscuras está especialmente indicada para los meses del hombre. ¿Y si te decimos que esta fragancia, concebida para el público femenino, ha sido capaz de cautivar a más hombres que mujeres? Su rastro es viril, inolvidable, intenso. La sofisticación llega cuando te la pones. Ylang-ylang, sándalo, incienso, vetiver, madera de loto, jengibre, piña, pasas… La nónima de ingredientes no acaba aquí, pero se hace carne cuando la utilizas. Te resultará imposible esquivar la famosa pregunta: «¿Qué perfume utilizas?

10. Eau de parfum Loewe 7 de Loewe: El siete es una cifra cargada de simbología. Representa los días de la semana, los pecados capitales, los colores del arcoíris e, incluso, está considerado como el número de la buena suerte. Todas estas creencias sirvieron de inspiración a los creadores de un perfume que, casualidad o no, solo necesitó de siete ingredientes para hacerse fragancia y habitar entre los hombres. Nació en 2010 y desde entonces se mantiene fiel a ese carácter sagrado, casi místico, con el que sentó las nuevas bases de la perfumería masculina contemporánea. Loewe 7 es un perfume cautivador porque, como rezaba su lema de campaña, se trata de una fragancia a medio camino «Entre lo humano y lo divino». Un claim para el que prestó su imagen el maestro Cayetano Rivera posando de perfil con capote de paseo junto a una imagen del frasco primigenio. Pura alegoría española.

Tal vez sea ese alarde tan made in Spain vinculado al origen de la firma –el primer taller de la marca se situó en el número 7 de la madrileña calle Barquillo–, lo que la ha convertido en una fragancia exquisita, crujiente y muy, muy particular. Incienso, clavo, almizcle o cedro son solo algunas de sus notas. Esta concatenación de ingredientes pone a cualquier el cuerpo místico. Por lo que te invitamos a que experimentes el éxtasis de escoger este clasicazo para esta temporada de otoño-invierno.

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