Hace algunos días me preguntaron si transformación digital e innovación son lo mismo. ¡Buena pregunta! En mi opinión, innovar puede ser algo muy sencillo, como mejorar alguna característica de un servicio o producto. Por ejemplo, el caso de los bolígrafos BIC, que en 1950 cambiaron su diseño con el objetivo de crear un producto que resolviera una necesidad fundamental del consumidor: una herramienta de escritura suave y fácil de usar. O algo muy complejo como crear una tecnología disruptiva, como los smartphones, una invención que cambió la forma en que nos comunicamos y consumimos hoy en día.
Según el ranking de la consultora Boston Consulting Group (BCG), las cinco empresas más innovadoras del mundo en 2021 fueron: (1) Apple, (2) Alphabet, (3) Amazon, (4) Microsoft y (5) Tesla. Todas estas empresas comparten una mentalidad común: colocar al cliente en el centro del proceso de innovación y el desarrollo de programas y metodologías de innovación que permitan a sus colaboradores a co-crear. Ejemplo de ello es la cultura de innovación de Amazon, que nos presenta algo que se llama mentalidad del “día 1″. Eso significa centrarse en los clientes, crear valor a largo plazo y correr riesgos de forma audaz.
Pero en este momento debes estar preguntándote ¿qué tiene que ver todo esto con la transformación digital de los negocios? La transformación digital es un medio y no un fin. Puede entenderse como un proceso que se beneficia de las tecnologías digitales para crear o modificar productos, servicios y/o procesos. Siempre pensando en entregar valor al cliente final. Vea cómo Uber se convirtió en una plataforma de movilidad que facilitó la vida a tantas personas que antes dependían del transporte público y hoy tienen una alternativa tecnológica en la palma de sus manos.
¿Y cómo puedo empezar a transformar mi negocio? Uno de los principales pilares de la transformación digital (prefiero decir que las empresas evolucionan, no se transforman) es la difusión de una mentalidad de cambio y apertura a la innovación. Es necesario crear un clima organizacional que propicie la innovación. Tolerar y aprender de los errores. Estimular la creatividad de todos los colaboradores. Crear y consolidar una cultura organizacional enfocada a la innovación.
Por supuesto, sin las personas esta construcción y difusión de la mentalidad innovadora no sería posible. Es necesario formar e incentivar a nuestros colaboradores, en el verdadero sentido de la palabra, a ser polinizadores de esta nueva mentalidad que quiere adoptar nuestra empresa. Es necesario crear equipos multifuncionales conocidos como squads y tener sponsors (patrocinadores) que nos ayuden en este cambio. Uno de los modelos más diseminados de cómo crear escuadrones de innovación es el de la empresa Spotify.
Para que todo esto suceda, también es necesaria una estructura tecnológica adecuada como softwares y hardwares que nos permitan intercambiar y monitorear ideas de negocios; crear procesos organizacionales que soporten la innovación; desarrollar programas de incentivos a nivel organizacional; crear diálogos con nuestros clientes y otras empresas, e incluso con nuestros competidores, ¿por qué no? Dejar a un lado la competencia y pasar a “coopetir” (cooperar y competir). Es necesaria una red muy amplia con aliados internos y externos, principalmente, del soporte de los directivos y gestores de la empresa y el área de talentos y personas.
Ésta no es ni será una tarea fácil. Únicamente es posible si se añade en la ya tan saturada rutina diaria. Creo que en los próximos 5 años las empresas que no se abran al mundo y revisen sus procesos, productos y servicios dejarán de ser competitivas y van a caer en el olvido. Es esencial aprender cada día, desaprender y reaprender, algo que llamamos de Life Long Learning.
Mi consejo es: ¡no esperar más para empezar a innovar! Para eso hay que buscar a los mejores aliados afuera y adentro de la organización. Siempre buscar a aprender y desaprender. Esos son los ingredientes principales para innovar y evolucionar en un mundo cada vez más digital.
Gabriel Vouga ([email protected])
El autor es investigador del Centro de Evolución Digital y profesor del Programa de Negocios Internacionales de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
