Opinión: Sostenibilidad y rentabilidad

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Los consumidores exigen cada vez más a las empresas que sean responsables con su entorno en el desarrollo de su actividad, buscan que las marcas en las que confían tengan “impacto” (medioambiental, social, cultural…). Esta tendencia no es ajena al ámbito de la inversión. De hecho, cada vez más inversores están apostando por compañías ASG –o ESG en sus siglas en inglés-, cuya gestión responde a criterios Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo.

Invertir bajo criterios ASG supone profundizar mucho más en el conocimiento de las empresas en las que se invierte. Cuando los gestores de fondos eligen activos para configurar carteras utilizan criterios financieros como ingresos, costes, deuda, flujos de caja,… Integrar en el análisis criterios ASG supone fijarse en las emisiones de una empresa, en la utilización de recursos como el agua, en la capacidad de retener el talento, en el control de sus productos, en la formación del consejo, en el número de mujeres en puestos directivos…Y mucho más.


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Incorporar todos estos criterios en el análisis de selección de una compañía supone tiempo y esfuerzo, pero también un mayor conocimiento de las empresas en las que invertir. Esto conlleva un menor componente de riesgo en las inversiones y una gran oportunidad de generar valor para los inversores no enfrentada a la rentabilidad financiera.

Según Bloomberg Intelligence, se espera que el volumen de activos con algún tipo de sello ESG alcance los 50.000 millones de euros en Europa para 2025. A día de hoy la oferta de fondos ASG empieza a ser ya muy amplia y permite a los inversores trasladar a sus carteras sus inquietudes personales. Ser coherentes sobre nuestra visión de la vida puede ser rentable. Solo tiene que asesorarse bien por parte de un experto.

Diego Merino
Director en Centro de banca privada en Málaga
Andbank España

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