La pandemia que atravesamos marca un antes y un después en nuestras vidas.
Todo lo que nos parecía estable se volvió frágil, y si bien nos preocupa, también nos plantea desafíos. Los cambios que estamos experimentando pasarán a formar parte de nuestros hábitos y conciencia futura. Si lo vemos de este modo, estamos frente a una gran oportunidad.
En el marco de la industria, las empresas han experimentado -sin un plan previo- cambios radicales en la manera de trabajar. El teletrabajo, el uso de plataformas digitales y las capacitaciones en línea, irrumpen como prácticas que se quedarán para siempre. La forma en que hacíamos las cosas antes de la pandemia, tal vez nunca volverá.
Por otro lado, el estrés económico que genera la pandemia supone un panorama incierto para todos.
Pero si vemos el vaso medio lleno, esta es una oportunidad para tomar en cuenta el entorno y replantear nuestras estrategias, en pos de crear una industria más sustentable, consciente y vinculada con nuestra nueva realidad.
Hoy, lo que menos tenemos son certezas; no sabemos cuán rápida será la recuperación de la confianza en el consumo, por ejemplo. Pero si sabemos que es bueno -y necesario- generar espacios de reflexión:
- ¿Estamos preparados para implementar cambios en la manera que encaramos el trabajo?
- ¿Están capacitados nuestros colaboradores para entender una industria más automatizada y digital?
- ¿Estamos listos para el desafío de generar políticas de seguridad y gestión de la información?
Si en corto tiempo – y casi improvisando- pudimos adoptar una nueva manera de enfrentar el trabajo, estamos frente a una oportunidad única: comenzar a pensar y planear como la inteligencia artificial, el Bigdata y la robótica pasarán a formar -inevitablemente- parte de nuestro día a día. Es un momento único para dar el paso necesario y no volver a improvisar.
Hasta ahora, ningún país ha dado por superada esta contingencia y, a nivel gubernamental, el desafío sigue siendo contener todos los efectos que se están generando.
Este no es el mejor momento para dar pronósticos ni afirmar con certeza cómo configuraremos la industria de los próximos meses y años, pero si algo tenemos claro, es que no podemos -ni debemos- volver a ser los mismos.
