La alta gerencia se enfrenta hoy a la transformación más significativa de los últimos cinco años. La llegada de la cuarta revolución, la convivencia de múltiples generaciones en los espacios de trabajo, el enfoque en la diversidad dentro de las salas de juntas y a todo nivel de compañía y el dinamismo de los mercados, están desafiando los niveles de liderazgo dentro de las organizaciones y planteando nuevos desafíos a las cabezas de los negocios.
El cambio generacional, el surgimiento de la inteligencia artificial y la automatización están revolucionando las formas en que los lideres dirigen las empresas y responden a las demandas de un mercado laboral en constante cambio; estos se están transformado a pasos agigantados en más diversos, empáticos, orientados al cumplimiento de objetivos, abiertos y comprensivos en cuanto al bienestar de la gente se refiere. En pocas palabras, ahora son más humanos.
Hoy, las líneas de liderazgo necesitan comenzar las conversaciones del cambio, alentando la comunicación abierta entre los empleados y la dirección. Procesos como los de transformación digital requieren un profundo trabajo de transformación cultural y un esfuerzo de permear a todos los miembros de una organización de las nuevas herramientas que entran a ser parte del día a día del trabajo y a facilitar la ejecución diaria de tareas, automatizando procesos, reduciendo tiempos y aumentando la productividad.
En sintonía con el impacto de relaciones enmarcadas en dinámicas de poder de cultura y flujo de trabajo, la nueva generación de directivos, que busca ser más empática, desea mayor comunicación y menos burocracia en el sitio de trabajo. Puesto que se considera que una comunicación más abierta y honesta a través de la experiencia es más valiosa que una cadena de mando formal.
Actualmente, se espera que el liderazgo transforme a las compañías tradicionales en compañías digitales al mismo tiempo que cumple con todos los roles gerenciales tradicionales y mucho más. Esto es a lo que nos enfrentamos hoy en Colombia, como parte del cambio de actitudes que estamos viendo en las empresas de todo el mundo hacia un enfoque más holístico de los negocios, en el que el crecimiento y la felicidad del personal son importantes. Por lo tanto, todavía estamos bastante ocupados con nuestra transformación digital, pero en la demanda de directores de felicidad está a la vuelta de la esquina.
Los líderes del pasado pudieron haber visualizado la idea de una cultura de negocio y un propósito como puro adorno si se coloca frente a la arquitectura seria del producto, margen y línea de abastecimiento. En el ambiente actual, las compañías no sólo ofrecen un producto o servicio, las empresas tienen voz y comunican creencias claras como parte integral de la marca, orgullosas de su herencia. Por ello, crear una cultura de apertura y confianza es crucial, y usar el equipo de liderazgo para hacerlo es poderoso. Al mostrarse más transparentes y coherentes, las empresas pueden fidelizar sus audiencias y generar impactos positivos en la visión y estrategia a largo plazo de los negocios.
