Mauricio Ucrós: Participación laboral de las mujeres en picada a causa de la crisis generada por COVID-19

Hombre posando para foto

En conmemoración del mes de la mujer, surgen nuevamente discusiones sobre cómo disminuir la brecha de género en el ámbito laboral, conversaciones sobre política de cuotas y diferencia salarial, entre otras. Temas que no deberían estar únicamente en la agenda pública durante este mes, sino gozar de protagonismo y visibilidad constante todo el año.

De acuerdo a información del Observatorio Laboral COVID-19 del BID, la pandemia está generando la mayor caída de empleo en la historia reciente de la región y ha causado un impacto profundo principalmente en las condiciones y participación laboral femenina.


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Según cifras de la CEPAL, también ha provocado un retroceso de más de una década en relación a la equidad de género en la participación laboral. En 2020, la tasa de participación de las mujeres fue del 46%, mientras que para los hombres fue del 69% (en 2019, estas tasas fueron del 52% y 73,6%, respectivamente). Y una de cada 5 mujeres a nivel global perdió su empleo.

Las causas son variadas, entre ellas el cierre de fronteras, las restricciones a la movilidad, la caída del comercio internacional. Pero, sobre todo, han sido las más impactadas porque presentan un mayor porcentaje de ocupación en los sectores económicos más afectados por las cuarentenas y, además, porque muchas tuvieron que escoger entre ocuparse de sus hijos en casa o trabajar.

Un estudio de Boston Consulting Group muestra que, si mujeres y hombres participaran de manera equitativa, el PIB mundial podría aumentar aproximadamente entre un 3% y un 6%, impulsando así entre $2.5 mil millones y $5 mil millones la economía mundial. Por otra parte, la OIT, asegura que incorporar mujeres en cargos directivos puede representar una mejora de hasta un 20% en la rentabilidad empresarial.

Los hechos hablan por sí solos, pero ¿qué podemos hacer para revertir esta tendencia? Existen distintas iniciativas que podrían ayudar a impulsar la inserción laboral femenina en las que todos podríamos contribuir; el BID y la CEPAL han definido tres acciones principales para activar esta recuperación. Primero, equilibrar las responsabilidades domésticas; ellas dedican en promedio nueve horas semanales más que los hombres en estas. Segundo, es fundamental crear programas de empleabilidad y apoyar los emprendimientos femeninos. Y, en tercer lugar, promover procesos de transformación digital y autonomía económica, que ayuden a estos emprendimientos ser más competitivos.

En el mes de la mujer, la invitación no es a celebrar, sino más bien a impulsar con acciones rápidas e innovadoras -tanto en el sector público como en el privado- su participación laboral en Chile y la región.

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