Por Christian Bordón, Director de PeerCoach
Dónde está el crecimiento ¿En la perfección o en asumir lo que nos cuesta?
En el pasado, nos enseñaron a no demostrar debilidad y mucho menos a revelar desconocimiento.
Reconocer era visto como ignorancia y exponernos a que los demás supieran nuestros errores era muerte en vida.
Con esa creencia fuimos construyendo realidades y organizaciones desde supuestos ideales, buscando la perfección, que nos alejaban de quienes éramos a tal punto que comenzamos a cansarnos del estar con personas por el sólo hecho de tener que callar y ocultar más de lo que podíamos decir o transmitir, aún cuando por naturaleza somo seres sociales que sobrevivimos en manada, buscamos protección, un “lugar” y los más importante, esperamos ser valorados por lo que somos ¿Pero cuánto ocultamos de lo que somos por miedo o vergüenza?
Comparto con Daring Greatly quien, en su libro, “El poder de ser vulnerable” menciona a la vergüenza cómo toxica, que crece dentro de nosotros llenándonos de miedo y limitaciones, en cambio, cuando la exponemos a otros, desaparece en un par de segundo.
Hoy, cuando exponemos nuestros miedos o limitaciones encontramos: empatía, respeto, credibilidad y cercanía. Nos mostramos cómo personas reales y normales, con fortalezas y debilidades. No somos apedreados, enjuiciados o desvinculados. Sino, más bien generamos la sensación de ser transparentes y creíbles. Piensa en tu referente, recuerda a esos lideres que marcaron tu vida. Estoy seguro de que ellos tienen algo en común “se demostraron vulnerables en algún momento y fue justo en esos momentos cuando más cercano lo sentiste”.
El primer paso para sentirnos libres de esta pesada mochila es aceptar que somos imperfecto, entender que hoy esa imperfección y humildad hace que las personas quieran estar contigo.
El segundo paso es hacernos responsables de nuestra vulnerabilidad y asumir que no tenemos todas las respuestas pero que junto a otros podemos encontrarlas, resolver nuestros problemas y que con otros llegamos más lejos.
El tercer paso es utilizar nuestra vulnerabilidad para explorar nuevas opciones y alternativas, conocer nuevas posibilidades y desarrollar al máximo nuestro potencial. ¿Quién sabe, quizás te guste más que lo que ya conocías?
La vulnerabilidad nos da libertad