La fórmula del éxito (es más simple de lo que crees)

éxito

Por: Carlos Agami

La semana pasada tuve el privilegio de participar en un foro para jóvenes universitarios.


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Hablé acerca de la importancia de tomar decisiones de vida por nuestras propias razones (en vez de para cumplir las expectativas de otros).

Cuando bajé del escenario varios jóvenes se acercaron a mí para contarme sus historias y pedirme consejos.

Así que, halagado por su trato, me senté en una sala en el pasillo del hotel donde se realizó el evento y fui recibiendo uno a uno en mi “oficina”.

Una de las conversaciones que tuve fue con un par de jóvenes emprendedores. Me dijeron que tienen un proyecto de negocio en el que están trabajando y me que preguntaron:

“¿Qué hacemos si un mentor a quien le presentamos nuestra idea nos la desestimó por completo? ¿Deberíamos de descartarla y pasar al siguiente proyecto?”

Mi respuesta: “La opinión de ese y de cualquier ‘experto’ no es más que el reflejo de su propia experiencia (eso incluye sus logros, frustraciones y traumas), así que tomarla como ley puede ser muy peligroso”.

Continué: “…la clave para aprovechar su retroalimentación (que puede tener perlas de valor dentro) es escucharla con atención y observar cuáles de los comentarios “hacen click” dentro de ti, confiar en tu intuición y actuar en consecuencia.”

(Debo decir que yo llegué a esta conclusión a partir de las conversaciones con varios “expertos” y de muchos topes al ejecutar sus consejos ciegamente).

“Si no podemos basarnos directamente en los consejos de nadie, entonces ¿cómo le hacemos para llegar al éxito?” Me preguntaron.

Les respondí:

“Para alcanzar tus metas simplemente sigue estos 3 simples pasos:

1. Establece una meta de contribución a la vida de los demás.

2. Prueba caminos para lograrla (pero no te enamores de ninguno de ellos).

3. Sigue cambiando hasta que logres el resultado.

Así de sencillo.”

Este es el poder de casa paso.

1. Si persigues una meta que signifique algo para ti, podrás aguantar las frustraciones, “fracasos” e imprevistos que inevitablemente encontrarás en tu camino.

2. Si estás dispuesto a probar diferentes caminos, sin aferrarte a ninguno de ellos, la flexibilidad te hará llegar eventualmente a las soluciones óptimas.

3. Si sigues cambiando, serás imparable.

Los pasos parecen obvios, pero no siempre los seguimos, porque:

– Trabajamos sin saber cuál es la razón de nuestro esfuerzo o por una meta establecida por otras personas que no nos inspira.

– Nos cuesta trabajo desprendernos de las ideas que tuvimos en el pasado (porque creemos que si aceptamos cambiarlas significa que valoremos menos por haberlas tenido y creído en ellas).

– Somos lentos para cambiar nuestras estrategias (si es que las cambiamos).

¿Te identificas con alguno de estos?

(Yo con los 3)

Reconoce cuál de éstas barreras te está encadenando y lastimando y elige cambiar.

Espero que este mensaje te aporte valor (elige qué partes resuenan contigo y ponlas en práctica).
Con cariño,

Carlos Agami

PD. Recuerda, servir es el camino…

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