En esta era de conocimiento, las capacitaciones son una ventaja competitiva para adquirir, retener y gestionar el talento humano dentro de las empresas. Estamos viviendo lo que algunos teóricos han llamado “la cuarta revolución industrial”, que no se trata de un avance más de la revolución digital, sino que es un cambio de paradigma completamente distinto.
La pandemia trajo más desafíos que nunca a la formación de los trabajadores, quienes enfrentan el compatibilizar múltiples responsabilidades, el desarrollo de sus tareas y la necesidad de aprendizaje constante, en un escenario en donde lo que escasea es el tiempo. Recientes sondeos afirman que el aprendizaje es uno de los atributos que más valoran los jóvenes dentro de sus trabajos, algo que dentro de las empresas se han percatado, y es que un 69% de los trabajadores ha reportado que sus organizaciones se han involucrado mucho más que antes de la pandemia en el desarrollo de sus habilidades.
Esto explica el drástico aumento en la demanda que han tenido las capacitaciones, que permiten disminuir la probabilidad de fuga de conocimiento técnico, homologar los conocimientos claves de los procesos operacionales, entrenar a la línea operacional en las actividades que realmente agregan valor a la organización y diseñar un sistema en que cada colaborador se haga cargo de su desarrollo profesional de manera continua. Adaptar ese entrenamiento a sus propios ciclos de trabajo, es y será la forma de sobrevivir en un mercado cada vez más complejo y turbulento.
