Por: Argenis José González Uquillas
Los segundos son onzas de oro, los minutos gramos, las horas piedras y los días lingotes… En un año rodamos con el maratón solar, llegando a la meta con éxito, agregando a nuestra bóveda un arsenal valioso lleno de memorias y recuerdos. Quienes se apagan quizás desearían estar en nuestro lugar, en nuestra condición.
La naturaleza humana es autodestructiva, inconforme y egoísta, pero la capacidad de accionar de cada ser, tiene raíces sólidas, para algunos destructivas, sin rumbo, dañando todo a su paso, para otros fuertes, sin fractura, acordes al camino correcto. La semilla se siembra en casa y nuestros frutos se expanden hasta donde los vecinos.
Nuestros padres son pilares de lo que somos, nuestra escuela refuerza esas palabras que nos orientan e instruyen para vivir organizados en sociedad por obligación, porque así lo dicta nuestra naturaleza egoísta, sin embargo en lo más profundo del alma, otros sentimientos permiten apreciar la diversidad de nuestro entorno, a dónde vamos, lo que escuchamos, lo que obtenemos, lo que damos.
Si Dios nos da la oportunidad de respirar cada día, ¿Por qué despreciarlo? Si haz vivido alguna vez el nacimiento de un hijo, una experiencia cercana a la muerte, una enfermedad superada o cualquier hecho que marque tu estadía en este planeta y todavía respiras, eres sumamente afortunado, Dios te dió una nueva oportunidad … No lo desprecies, no lo desperdicies… La mente en principio supera todo, lo demás depende de las ganas y de tu accionar. Vive! que solamente respirar no significa estar vivo, pero es un inicio, Hay que luchar! Cómo dice mi viejo A.J.G.S. «todo tiene solución menos la muerte»… Hay que luchar!
