ESG: ¿su empresa sabe cómo avanzar en esta práctica?

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Por Cristiana Xavier de Brito, directora de relaciones institucionales y sostenibilidad de BASF para América del Sur y presidente del consejo de la Fundação Espaço ECO

El mundo ha comprendido ahora la urgencia de avanzar juntos hacia una economía con bajas emisiones de carbono y la mayoría de las empresas reconocen la necesidad de convergencia de poner en práctica la responsabilidad empresarial y social y medioambiental y la gobernanza transparente. Este será uno de los grandes temas que se debatirán en Egipto este año durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2022, que tendrá lugar junto a la COP27 en noviembre.


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Es inviable pensar en un futuro con desarrollo sin el compromiso constante de las empresas con las prácticas ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza). Estas prácticas se han convertido en un factor determinante no sólo para los accionistas e inversores, sino también en la forma en que los consumidores se relacionan con las marcas preocupadas por este escenario. No basta con que los clientes le sean fieles, sino que las empresas deben asumir compromisos medioambientales, sociales y económicos para que su credibilidad en el mercado se vea reforzada.

La preocupación es clara: a nivel mundial, la última década ha sido testigo del mayor crecimiento de las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) en la historia de la humanidad. Esto supone 9.100 millones de toneladas más que en la década anterior, según el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de 2022. También según este estudio, las emisiones de gases de efecto invernadero tienen que dejar de crecer en 2025 y luego caer un 43% para 2030 para tener un 50% de posibilidades de estabilizar el calentamiento global en 1,5°C, como determina el Acuerdo de París.

Pero, ¿cómo pueden las empresas hacer avanzar esta agenda en relación con los objetivos de desarrollo sostenible?

Lo ideal es que cada organización evalúe y priorice de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), teniendo en cuenta su actividad. Así podrá ser más eficaz a la hora de mitigar los impactos negativos y aprovechar las oportunidades para hacer una contribución positiva a la sociedad y al medio ambiente.

Otra cuestión clave es cómo establecer objetivos, medir y evaluar si los esfuerzos son suficientes. Se trata de cuestiones que deben ser respondidas individualmente, por cada organización, y colectivamente, a través de los órganos de representación.

La necesidad de una rápida transformación es indiscutible para todos los sectores de la economía, y la sostenibilidad debe ser vista como un viaje, y debe ir de la mano de la innovación. Cada empresa está en una fase y necesita buscar una evolución acorde con su realidad. Las empresas que creen que la solución está sólo en los megaproyectos de sostenibilidad se equivocan. Las contribuciones están al alcance de todas las empresas, independientemente de su tamaño y del alcance de sus operaciones.

Es necesario establecer cambios estructurales. Al mismo tiempo, también es importante valorar y fomentar los pequeños avances en cada área de negocio; en cada proyecto desde su concepción; y en la actitud de cada colaborador o colaboradora. Estas porciones de cambio, sumadas, marcan la diferencia en el conjunto, la cultura de la empresa y el desarrollo sostenible del planeta.

Las consultoras de sostenibilidad, como la Fundação Espaço ECO, son aceleradoras en este sentido, ya que apoyan a las empresas en sus retos de medir los impactos ambientales, económicos y sociales de su negocio, ayudando en la toma de decisiones a través de metodologías, como la evaluación del ciclo de vida, el cálculo de la huella de carbono, los servicios de los ecosistemas y los impactos sociales.

También hay herramientas públicas que ayudan a esta planificación. Uno de ellos es el SDG Compass, puesto a disposición por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, junto con GRI (The Global Reporting Initiative) y WBCSD (World Business Council for Sustainable Development). Orienta a las empresas sobre cómo pueden alinear las estrategias, medir y gestionar su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El SDG Compass recomienda que las empresas sigan cinco pasos para anclar la sostenibilidad en el negocio. Nombro brevemente todos estos: en primer lugar, es necesario conocer los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) existentes. A partir de ahí, entender su punto de partida y en cuál de ellos puede contribuir mejor la empresa. El segundo paso es priorizar entre los ODS para orientar mejor sus esfuerzos y el tercero es establecer objetivos medibles y con plazos. El cuarto paso es la integración de la sostenibilidad en la estrategia empresarial, anticipando los cambios a lo largo del ciclo de vida del producto o servicio. Por último, pero no menos importante, las empresas deben tener una comunicación transparente, es decir, informar y comunicar sus contribuciones.

El camino hacia esta transformación pasa por invertir en un gobierno corporativo eficaz, transparente y bien estructurado que ayude a supervisar los planes de acción, los indicadores de rendimiento y a garantizar la continuidad de las acciones de sostenibilidad relacionadas con la estrategia de la empresa.

Esto va más allá de la preocupación interna por sus productos y servicios. Hay que tener en cuenta los resultados de toda la cadena de valor, como comprar de forma responsable; producir o prestar servicios de forma segura y eficiente para la sociedad y el medio ambiente; y desarrollar soluciones sostenibles, todo ello respetando a las personas.

La iniciativa Juntos por la Sostenibilidad, creada por las industrias químicas en 2011, es un ejemplo de iniciativa que ayuda a las empresas en este sentido evaluando las prácticas de sostenibilidad en las cadenas de suministro, siempre con el objetivo de desarrollar a los proveedores de forma global.

Partiendo de la base de que las personas están en el centro de cualquiera de estas iniciativas, vale la pena reforzar que el compromiso de los dirigentes es fundamental, algo que debe estar mucho más allá de una agenda, pero que implica actitudes.

Nosotros, como individuos, también podemos y debemos replantearnos la mejor manera de contribuir a la construcción de esta sociedad más desarrollada y sostenible.

¿Avanzamos juntos en esta práctica?

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