Por Argenis José González Salas. Presidente de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
La mayoría de los emigrantes salen de su país para buscar el éxito en otros países que tienen fama de haber alcanzado el pleno desarrollo de sus mercados. Eso los motiva a vencer toda suerte de dificultades. Hacen sacrificios en busca de una vida mejor llena de dignidad. Los cambios que hacen son impactantes reales muy notables. Es lo que ha venido ocurriendo entre finales del siglo pasado veinte XX y en lo que va del siglo actual veintiuno XXI. Se abren paso a como de lugar asumiendo los riesgos propios del cambio. Algunos están bien asesorados y otros lo hacen a la voluntad de Dios. No pierden la esperanza de coronar sus sueños. Lo que cuentan, quienes lo han logrado, se animan a intentarlo. Las noticias sobre los migrantes, lejos de amilanarlos les infunden la fe necesaria para lograr ellos un nuevo destino en otros países.
El tema de la migración está a diario en las noticias del mundo entero, en todos los idiomas, porque hoy más que nunca, al mundo le compete, las leyes tienen nuevas extrategias, nuevas restricciones. Algunos gobiernos toman decisiones que tratan de impedir la llegada de nuevos extranjeros. Muchos ofrecen su ayuda a quienes están iniciándose en las gestiones para establecerse en nuevo país. Muchos benefactores humanitarios, ayudan en los tiempos iniciales, inclusive familiares que se ofrecen en otros países para recibirlos y auxiliarlos en sus casas para la primera etapa, la de la llegada al extranjero.
Los Estados diseñan sus políticas públicas sobre migración tomando en cuenta las necesidades, los presupuestos y los mercados donde pueden ser útiles quienes llegan a empezar casi que desde cero. Los que buscan trabajo, lo consiguen donde sea, saben o tienen la expectativa de que su evolución es como una pirámide, desde lo micro, a lo macro, a lo estable, a la paz mental. El tema es motivo de preocupación y de atención permanente. No resulta fácil salir y establecerse adecuadamente.
La mayoría de los migrantes, no olvida sus ancestros ni a sus familiares relacionados y amigos que se quedan pendiente del camino que han emprendido. Lo ideal es que los países puedan celebrar tratados internacionales sobre la materia para que haya protección humanitaria tanto para los que emigran legalmente como para quienes lo hacen sin la legalidad elemental según las normas vigentes en cada país. La mayoría espera la protección de Dios para alcanzar sus objetivos.
