Carlos Díaz: Ajustar la brújula

Billetes con flecha negra señalando hacia abajo

Durante el pasado mes de julio, el Fondo Monetario Internacional (IMF) publicó su proyección de crecimiento económico mundial para el 2020 y 2021. En dicho informe la perspectiva, para Latinoamérica y el Caribe (Latinoamérica), es que la economía se contraiga un 9.4% en 2020 y que para el 2021 exista un crecimiento de 3.7%. Si bien la proyección no contempla el desarrollo exitoso de una vacuna para erradicar el COVID19, sí contempla que en los países donde se ha controlado el contagio, no ocurrirán confinamientos similares a los experimentados los primeros meses del 2020. Bajo este supuesto, el orden y disciplina por parte de la sociedad jugarán un papel importante para alcanzar los niveles de crecimiento proyectados, lo cual representa un gran desafío para la región, lo anterior debido a que la pandemia originada por el COVID19 ha expuesto varias de las carencias que existen en Latinoamérica no solo a nivel gobierno, sino también en lo social y económico.

Un punto importante es el alto porcentaje de economía informal que tiene la región lo cual no aporta para hacer frente a la pandemia con herramientas como el confinamiento y cierre de actividades no esenciales, también ha quedado evidenciado la poca capacidad que tenemos como sociedad para respetar reglas básicas de comportamiento impuestas o recomendadas que conduzcan a una convivencia sana y de esta manera poder ayudar a aplanar la curva de contagios y reactivar la economía. Solo para ejemplificar lo anterior, hoy en día todavía una parte de la sociedad, inclusive grupos gubernamentales, ponen en duda la eficacia del uso del cubre bocas para detener el alza en los contagios


Banner_frasco-suscripcion-800x250

Adicionalmente, el manejo que se le ha dado al tema de la pandemia por parte de las autoridades de la región es altamente cuestionable, tal es el caso del bajo número de pruebas que se realizan en varios países de la zona para la detección del virus lo cual ocasiona un diagnostico erróneo y por ende evita contar con una estrategia eficaz para salir del problema. También, no podemos pasar por alto el desperdicio que se le dio a los meses que se tuvieron para reaccionar entre los primeros casos en Asia y Europa y lo que tardó en llegar al continente americano. Las acciones gubernamentales tardías expusieron la falta planificación al respecto.

Cuestiones como las antes mencionadas han traído como consecuencia el alto número de contagios y la larga duracion del confirnameinto, de acuerdo a conteo de Reuters el pasado 26 de julio América Latina se convirtió en la región con más casos de COVID19 (4.3 millones) superando a América del Norte, lo anterior sin considerar que el número de pruebas que se realizan en los países del norte es mayor a las realizadas en los países latinoamericanos.

La buena noticia para Latinoamérica es que hay países trabajando, sin descanso, en el desarrollo de una vacuna , con solidos indicios  que para finales del año pudieran lograr su objetivo.

Una vez más, los países que invierten en ciencia, investigación y desarrollo habrán de salvar a la humanidad mientras que otros,  jugaron la “estrategia” pasiva de esperar a ser salvados.

De acuerdo con el “Informe de la UNESCO sobre la Ciencia: hacia 2030” los países industrializados incrementaron su gasto bruto en investigación y desarrollo (I+D) de $1,132 billones de dólares en 2007 a $1,478 billones en 2013 lo que representa un incremento del 31%. Durante este mismo periodo, el PIB mundial creció aproximadamente un 20%. Cabe señalar que los países que representan en 67% de la población invirtieron, según el informe, el 23% del gasto mundial en I+D y sólo un país Latinoamericano invierte más del 1% de su PIB en I+D.

En este sentido, el reto que tenemos como región es mayúsculo, sin duda, ha habido avances, pero no suficientes. No hace muchos años países latinoamericanos contaban con dictaduras, el proceso de democratización ha contribuido a un crecimiento regional importante, no podemos descuidar el avance democrático, mucho menos retroceder, ya que  es vital para la recuperación que tedremos que enfrentar y superar.

Los países tendrán que revisar la  correcta asignación y eficiencia en el ejercicio del gasto público ya que de acuerdo al informe “Mejor Gasto para Mejores Vidas: Como Pueden América Latina y el Caribe Hacer Más con Menos” públicado por el Banco Interamericano de desarrollo en 2018 el gasto público representa un 29.7% del PIB de la región sin embargo una parte importante del mismo se ejerce en gasto de jubilaciones, compras inecesarias y salarios abultados del sector público,  mientras que los proyectos de inversión en infraestructura representaron durante 2008 y 2015 en promedio sólo el 3.8% del PIB, cifra inferior a la de algunos países asiáticos y a la de países desarrollados. De hecho un fenomeno que se menciona en el informe, que se da en la región, es que el gasto corriente se incrementa en los buenos tiempos, pero no disminuye en los tiempos malos, mientras que el gasto en capital se disminuye en tiempos malos y no disminuye en los buenos.

Es importante enderezar el camino, sí, la región tiene muchas carencias y necesidades básicas que antender, pero no es valido seguir gastando de manera ineficiente castigando el crecimiento económico y desarrollo, ya que son indispensables para subsanar estas carencias y poder tener los recursos necesarios para invertir en la generación de un desarrollo sostenido.

Banner_azules
Reciba las últimas noticias de la industria en su casilla:

Suscribirse ✉