4 prácticas para fomentar el crecimiento profesional de los alumnos

alumno profesor

Ana Rodríguez, Vicedecana de Grado de la Facultad de Ciencias de la Educación de VIU

De acuerdo con el Banco Mundial, los países tanto de América Latina como del Caribe albergan a más de 7 millones de docentes, los cuales representan el 4% de la fuerza laboral de la región. Y son docentes con actividades pedagógicas en aula, que adoptan una actitud de empatía y flexibilidad con sus alumnos, impactando positivamente en el aprendizaje de éstos y permitiéndoles consolidar su confianza, seguridad y esfuerzo. Y es que, el vínculo alumno-docente, es el principal soporte sobre el que se sustenta el conocimiento académico. Además, ayuda al desarrollo integral de los estudiantes, tanto en el ámbito social, personal y profesional.


Banner_frasco-suscripcion-800x250

Según Ana Rodríguez, Vicedecana de Grado de la Facultad de Ciencias de la Educación de VIU – Universidad Internacional de Valencia, la influencia del docente sobre su alumnado es clave en su futuro, ya que es su responsabilidad detectar sus habilidades y aptitudes para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje y favorecer el desarrollo integral del educando. “El profesor debe guiar y ayudar al alumnado a crecer y a averiguar quién es y cuáles son sus proyectos. La motivación y la orientación forman parte del trabajo diario del docente. En este sentido, los docentes desempeñan el papel de orientadores y asesores en la vida de los alumnos de cara a su futuro profesional”.

Un docente puede cambiar la vida de sus estudiantes, es una figura significativa que puede actuar como modelo y en muchas ocasiones, la imitación juega un papel importante. Por eso, las expertas de VIU, entregan 4 prácticas que deberían adoptar los docentes, para fomentar un crecimiento en los alumnos:

  1. Establecer mecanismos de detección de la madurez de los niños y niñas para contribuir a su desarrollo académico.
  2. Respetar el ritmo de adaptación y aprendizaje de los alumnos, para que no se sientan forzados en las dinámicas escolares.
  3. Fomentar la participación activa y el aprendizaje autónomo, así como el desarrollo personal de los estudiantes.
  4. Movilizar diversas estrategias para promover el autoconocimiento, el pensamiento crítico, la curiosidad, la reflexión y la autonomía.

Es por esto, que profesor y alumno deben trabajar juntos para conseguir que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea un éxito. En la base de esta cooperación se encuentra el diálogo y debe ser un compromiso del docente mantener un canal de comunicación abierto y vivo.

Para Tatiana Jordá, Vicedecana de Postgrado de VIU, la buena salud comunicativa del aula se reflejará en el bienestar del alumnado (individual y grupalmente) y evitará dificultades académicas y conflictos emocionales. “Es primordial crear un clima acogedor y cálido en el aula, ya que esto reforzará la seguridad de los estudiantes. La confianza es uno de los factores esenciales para promover una conexión positiva entre profesor y alumno, ya que un docente dialogante y que muestre verdadero interés por su alumnado se convertirá en una figura positiva a la que acudir en caso de necesidad”.

Banner_azules
Reciba las últimas noticias de la industria en su casilla:

Suscribirse ✉