La casualidad ha querido que la marca de yogures de Danone, Oikos, se haya visto relacionada con una operación policial del mismo nombre y cuyas consecuencias negativas han paliado a golpe de buen marketing.
En estos tiempos convulsos los marketeros necesitan estar alerta constantemente porque un incidente inesperado y no buscado puede hacer desaparecer de un plumazo la buena reputación labrada a lo largo de los años.
Saber reaccionar ante estos imprevistos es la clave del éxito de una buena estrategia de comunicación y así lo ha demostrado Danone que, tras verse envuelto en una operación policial en la que no tenía nada que ver, ha sacado todo su ingenio para aprovechar la atención y hacer que juegue a su favor.
Y es que, si hasta hace poco Oikos era solo el nombre de una de sus líneas de yogures, desde que se destapó el caso de los amaños de los partidos de fútbol bajo el nombre de “Operación Oikos”, la marca corría peligro de quedar empañada por esta desafortunada elección de nombre por parte de las autoridades.
Para evitar confusiones Danone ha salido al paso con una campaña en redes sociales en la que, con muy buen humor, confirma estar “tras todo lo sucedido”.
“Dicha operación hace referencia a apostar de forma segura por un resultado, y en cuestión de postres, somos la apuesta ganadora. Llegar a casa, tumbarse en el sofá y disfrutar del mejor yogur es ganar seguro, si tú lo haces, formas parte del equipo ganador, así que… ¡Bravo a los que apostáis por la Operación Oikos a la hora del postre!», afirma la marca en su campaña.
Una muestra de que las crisis bien gestionadas pueden acabar siendo un completo éxito.
