París cautivada por los diamantes de laboratorio Courbet, Mazarin y Cris Porto

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París cautivada por los diamantes de laboratorio Courbet, Mazarin y Cris Porto, capital global de la moda y la joyería fina, finalmente adopta una nueva categoría de lujo, los diamantes de laboratorio. Esta nueva oferta de lujo se instala en el centro neurálgico de la joyería, la Place Vendôme.

La histórica plaza, donde se encuentra la famosa columna de Napoleón y el hotel más elegante de la ciudad, el Ritz, es también el epicentro de la joyería de alta gama, con enormes tiendas insignia de la talla de Boucheron, Van Cleef & Arpels, Bulgari y la cercana Cartier.


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La Haute Joaillerie, para usar el término en francés, se ha convertido en una categoría tan dinámica que tres de las principales casas de moda (Chanel, Dior y Louis Vuitton) han creado importantes divisiones de joyería. Además, todas tienen presencia minorista de joyería en Place Vendôme.

Todas ellas celebraron recientemente una semana de espléndidas exhibiciones de collares y relojes de precios multimillonarios durante la temporada de Alta Costura de París, aunque los nombres que llamaron la atención fueron dos nuevos actores del sector, Courbet y Maison Mazarin, marcas elegantes e inteligentes basadas en los diamantes de laboratorio.

La semana también fue testigo de la llegada de una nueva y talentosa diseñadora brasileña, Cris Porto, quien abrió su primer espacio comercial en Francia, dentro de la tienda conceptual del Ritz con una fiesta en el hotel.

Vea: Etiquetas interactivas: Experiencias de compra personalizadasPero la noticia sorpresa fue la creciente influencia de los diamantes de laboratorio, que está atrayendo inversiones sustanciales de los principales inversores de la industria del lujo. El mes pasado, el gigante del lujo LVMH adquirió una participación sustancial en una ronda de inversión de 90 millones de euros en el especialista en diamantes de laboratorio israelí Lusix, incluso si ninguna de sus propias marcas utiliza este tipo de diamantes. Por otro lado, Chanel Corp. adquirió el 13 % de Courbet en su última ronda de financiación, con la que se valoró a la marca en 60 millones de euros.

Ambos laboratorios pioneros son dirigidos por dúos dinámicos. En el caso de Courbet, la directora creativa, Marie-Ann Wachtmeister, y el presidente, Manuel Mallen; y en el de Mazarin, Louise de Rothschild y Keagan Ramsamy.

“El crecimiento de los diamantes de laboratorio es como una avalancha. No puedes detenerlo. Los diamantes de laboratorio tienen una huella ambiental mucho menor, una cadena de suministro más corta y una mejor estructura de costos, y se está produciendo una gran innovación en este campo”, explicó Marie-Ann.

Al trabajar con diamantes de laboratorio, Courbet también se escapa del oligopolio de los gigantes mineros De Beers, Rio Tinto y Alrosa de Rusia. “Ellos controlan quién puede comprar y estos compradores, a su vez, se ven obligados a comprar una mezcla de diferentes piedras”, señaló Mallen.

Sosteniendo un diamante de laboratorio de nueve quilates, enfatizó: “Tomó un año hacer esta piedra. Es un proceso que realmente no puedes controlar. Mientras que, si quisieras un diamante extraído de nueve quilates, haces unas pocas llamadas y tienes 30 ofertas en una semana. Si quieres lo mismo de un laboratorio, necesitas tiempo”, detalló Mallen.

Actualmente, los diamantes de laboratorio se fabrican principalmente en Estados Unidos, con empresas como Aether Diamonds, La Brilliante y WD. Recientemente también en Francia, donde Courbet ha invertido en Diam Concept, una firma francesa que se jacta de que su diamante de un quilate tiene la huella de carbono de un café expreso.

“Se necesita mucha energía para hacer un diamante de laboratorio, y debido a que Francia tiene tantas plantas de energía nuclear, es la tercera más descarbonizada del mundo”, comentó Mallen, quien muestra fotos de una mina rusa de dos kilómetros de ancho, un socavón abierto con dinamita.

“Un quilate son 0,2 gramos. A veces, para encontrarlo, hay que extraer 250 toneladas de minerales de una mina. Ese es el peso de tres aviones de pasajeros”, subrayó.

A sólo 300 metros de distancia, Mazarin se instaló en Faubourg Saint Honoré el pasado mes de septiembre. Fundada por Louise de Rothschild y Keagan Ramsamy, Mazarin es el último protagonista en la joyería de diamantes de laboratorio.

El dúo se conoció mientras trabajaba para la casa de subastas Pierre Bergé & Associés, donde Ramsamy, nacido en Mauricio, estuvo a cargo de la joyería durante una década. Mazarin ya vende en Moda Operandi, en La Chambre en la rue Rouget de Lisle, cerca de Tuileries y en su propia boutique en línea.

“Es bastante increíble que el nombre de uno de los estadistas y coleccionistas de arte más famosos de Francia, el cardenal Mazarin, nunca se haya convertido en una marca, pero lo hemos logrado”, dijo de Rothschild.

Su primer diseño es un elefante, que simboliza la memoria, la suerte, la fuerza y la fragilidad. “También simboliza el acto de despertar al planeta y hacer algo responsable”, aseguró Ramsamy,

La manada de elefantes está encabezada por pulseras de oro satinado mate donde la trompa del paquidermo sostiene un gran diamante valorado en 46 000 euros. Por otro lado, un colgante/broche de cabeza de elefante espolvoreado con diamantes cuesta 25 000 euros, y un anillo de elefante esculpido a mano hecho en oro satinado mate se vende por 7500 euros.

Todo hecho con diamantes de laboratorio, obtenidos de Diam Concept y proveedores de EE. UU. y Amberes. Mazarin selecciona diamantes incoloros DEF de la más pura calidad, con calidad VVS, lo que significa inclusiones muy pequeñas. Su oro es totalmente reciclado y la producción es exclusivamente de artesanos con sede en París ubicados cerca de la Place Vendôme.

El estilo de Mazarin es sutil, encantador y refinado. Los pendientes incluyen un par de diamantes azules y blancos que contrastan con madreperla blanca y azul. O un intrigante auricular con punta de diamantes triangulares que envuelve la oreja y tiene un precio de 6000 euros.

Una colección más nueva llamada Eberis, marfil en latín, incluye un collar dorado en forma de colmillo con un precio de 30 000 euros. Por otro lado, los anillos de compromiso de banda de hilo de oro con diamantes de 2 quilates se venden al por menor por 15 000 euros.

“Creemos firmemente que hay muchas áreas oscuras en la industria de la joyería hoy en día, y que mediante el uso de diamantes de laboratorio y la tecnología actual estamos viviendo en nuestros tiempos ecológica, moral y creativamente”, enfatizó Keagan.

Mientras que el 10 % de todos los ingresos de la venta de una serie de pulseras de seda y cadena con amuletos de patas de elefante se destina a apoyar las patrullas móviles de la organización benéfica ecológica africana Big Life Foundation en Kenia para prevenir la caza furtiva. Un elefante nunca olvida. Leer más aquí: Fashionnetwork

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