La denominada «influencer economy» está a las puertas de un cambio absolutamente sísmico. Espoleados por la popularidad de TikTok y su algoritmo, que privilegia a los contenidos antes que a los creadores, muchas marcas y muchas agencias están volcando cada vez más presupuestos en el «user-generated content» (UGC) de pequeños influencers y cortando hasta cierto punto amarras con las grandes celebridades de internet.
Durante la pandemia un buen número de marcas se colgaron del brazo (por pura necesidad) del UGC y fueron agasajadas con tan buenos resultados que han terminado por hacer un hueco fijo al contenido generado por el usuario en su «marketing mix».
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