Primer convenio estatal del comercio textil español han marcado al sector de la moda en 2023

Se han colocado las relaciones laborales en el centro del debate

Piense en un sindicalista manifestándose y seguramente le vendrá a la cabeza un minero, un controlador aéreo, un sanitario o un operario de fábrica. Pero en moda, el rostro de las manifestaciones en los últimos años es el de una mujer que trabaja en tienda. La inflación y los efectos de una pandemia y una pospandemia que tensionó a los trabajadores del retail están detrás de una creciente sindicalización en el comercio textil. El movimiento comenzó en 2022 con las protestas en las tiendas de Inditex, lideradas por el sindicato nacionalista gallego CIG, y ha continuado en 2023 con las primeras elecciones sindicales en Mango y las sucesivas protestas en H&M.

El otro lado de la mesa también tiene prisa por sentarse a negociar: la reforma laboral priorizará la aplicación de convenios colectivos sobre los acuerdos de empresa, y urge crear un marco común que frene también las protestas en las distintas cadenas. Este era el mar de fondo cuando se creó, a finales de 2022, la Asociación Retail Textil España, que engloba sólo a las grandes cadenas y que ha impulsado la negociación del primer convenio estatal del comercio textil. Las dos partes han convergido por fin en 2023 con la constitución de la mesa negociadora, que no ha estado exenta de conflicto, y con el comienzo de las conversaciones que, todo apunta, se alargarán en el tiempo.
El punto de partida en 2023 fue la firma de un acuerdo histórico en Inditex, extraestatutario, que fijaba un salario mínimo de 18.000 euros brutos al año para cualquier trabajador en tienda. El tramo bajo de la horquilla aplica a los dependientes y cajeros de menos de dieciocho meses de antigüedad, y se eleva hasta 24.500 euros para los responsables y cajeros centrales.
Su rival H&M mantenía entonces negociaciones abiertas en varias provincias, mientras que a escala estatal acordó un bonus no consolidable, pero no fue suficiente. En junio, los sindicatos convocaron tres jornadas de huelga en toda España para reclamar que se reforzase la plantilla, especialmente cuando había algún trabajador de baja.
Ese mismo mes, prendía la chispa en Mango. En mayo, los sindicatos habían convocado las primeras elecciones sindicales en la empresa en el centro logístico de Lliçà d’Amunt (Barcelona), poniendo fin a una anomalía de cuarenta años en el único gran grupo de distribución en España sin representación sindical. A las elecciones concurrieron UGT y Fetico, pero el primero denunció a Mango ante Inspección de Trabajo por “coartar la libertad sindical” y coaccionar a los trabajadores para que apoyaran a Fetico. Inspección de Trabajo propuso una sanción “muy grave” al grupo catalán, con 30.000 euros de multa.
Mango, por su parte, abrió una investigación y contrató a la consultora Deloitte para “examinar el posible origen de las presuntas irregularidades”. En julio, también se celebraron elecciones en las tiendas de A Coruña, donde el comité de empresa quedó formado por cinco miembros, tres de UGT y dos del grupo independiente, y en septiembre se convocaron comicios en las tiendas de Madrid, que ganó Fetico.
Con este telón de fondo comenzaba en julio la negociación del primer convenio estatal del comercio textil, que supuso la ruptura definitiva del asociacionismo en el comercio textil. Hasta entonces, había sido la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex) quien había liderado las negociaciones en Madrid, personándose también en otras comunidades y provincias cuando lo requerían sus asociados. Acotex había llegado a explorar la posibilidad de impulsar una negociación colectiva estatal, pero finalmente las grandes cadenas decidieron hacerlo por su cuenta a través de Arte.
El momento no es casualidad: la nueva reforma laboral establece la prioridad aplicativa de los convenios colectivos sobre los acuerdos en cada empresa tanto en salarios como en otros aspectos como el uso de la figura de los fijos discontinuos a tiempo parcial. En España, sólo cuatro compañías de moda tienen convenio de empresa propio: Primark, Sprinter, Decathlon y Kiabi.
Todas, salvo Decathlon, son miembros de la Asociación Retail Textil España (Arte), y las dos primeras están además entre las fundadoras de la entidad. En sus convenios, todas, salvo Sprinter, establecen como marco de referencia el convenio de grandes almacenes, que negocia Anged, aunque podrían cambiarlo al de Arte previo acuerdo con los sindicatos.
El convenio liderado por Arte aplicará a las compañías que cumplan dos de tres condiciones: tener presencia en tres comunidades autónomas, contar con una superficie de venta de al menos 3.500 metros cuadrados o tener más de 400 empleados. Arte cifra en 100.000 personas los trabajadores afectados. Sin embargo, el acuerdo tendrá impacto en todo el sector, que compite por el mismo talento que los grandes grupos de distribución. Su referente es el Colectivo Sectorial Estatal de Marca de Restauración Moderna, suscrito en septiembre de 2022 por la Asociación Empresarial de Marcas de Restauración (Aemr) y los sindicatos CCOO, UGT y Fetico.
Este acuerdo, hecho a medida de cadenas como Burger King, McDonald’s o Vips, aplica sólo a cadenas con presencia en al menos cuatro comunidades autónomas y que empleen al menos a mil trabajadores. La mesa para el primer convenio estatal del comercio textil se constituyó al fin en julio con mayoría de representantes de CCOO, con ocho asientos; seguido de UGT, con cinco, y CIG y ELA, con uno cada uno. Fetico denunció la constitución de la mesa por entender que tenía representación suficiente para ser incluido, y finalmente entró en octubre tras firmar un acuerdo que evitó llegar a juicio.
Por su parte, en Arte los votos se reparten por número de trabajadores en tienda, si bien hay un máximo de votos por compañía acotado por los estatutos. En la junta están representadas nueve empresas, de las diecisiete que forman parte de la asociación: los cinco socios fundadores (Inditex, H&M, Primark, Uniqlo y Sprinter) y cuatro de las mayores compañías que se incorporaron más tarde: Mango, Tendam, All We Wear Group (Awwg) y Pepco. Al frente está, desde octubre, Ana López-Casero, farmacéutica de formación y que cuenta con una amplia trayectoria en el ámbito asociativo en su sector de origen, donde también es consejera del sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (Scrap) Sigre.
Poco ha trascendido de los primeros encuentros de la mesa de negociación del convenio, que a cierre de esta edición sólo se había reunido formalmente dos veces (la convocatoria fijada inicialmente para noviembre fue retrasada a última hora hasta diciembre). Tras el primer encuentro, UGT denunció que CCOO había acudido a la reunión con una propuesta baja y que reclamaba un acuerdo de mínimos en lugar de un convenio. Según el comunicado de UGT, la propuesta de la patronal, que no ha entrado en detalles salariales todavía, estaba “en línea con lo esperado”.
En concreto, Arte habría propuesto el ámbito funcional que ya recogen sus estatutos (y que incluye cadenas de ropa, pero también de calzado, accesorios y productos para el hogar); una aplicación paulatina a medida que vayan venciendo los convenios actuales y un sistema de clasificación profesional con seis grandes grupos. CCOO, por su parte, aseguraba en un primer comunicado que su objetivo es crear “una plataforma conjunta” con UGT. Tras la segunda reunión, el sindicato cambió el tono y emplazó a Arte a rectificar su propuesta, al considerar que plantea retrocesos en las condiciones laborales de los trabajadores.
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Según el propio sindicato, la propuesta de la patronal contempla la compensación y absorción de todos los conceptos, lo que para el sindicato supone condenar a los trabajadores “a tener los salarios congelados toda su vida”, así como la distribución de la jornada irregular del 25%, empeorando el Estatuto de los Trabajadores. Arte también habría propuesto la obligación de trabajar los domingos (que incluyen en la jornada ordinaria) y festivos y la posibilidad de modificar el horario cuando quieran. Desde Arte han descartado hacer declaraciones fuera del ámbito de la mesa. Su presidenta, Ana López-Casero, aseguró que nunca se levanta de la mesa en una negociación. Todo apunta a que esta, que sentará las bases para un sector que emplea a casi 200.000 personas en España, será larga.

Los sindicatos en pie de guerra en Mango

Mango era hasta 2023 el único gran grupo de distribución de moda de España sin representación sindical. Una anomalía que terminó con las elecciones en el centro logístico de Lliçà d’Amunt (Barcelona), que ganó UGT. El proceso estuvo marcado por las acusaciones de que la empresa había coaccionado a los trabajadores para apoyar la candidatura de Fetico, el otro sindicato que concurría. UGT denunció a la compañía ante Inspección de Trabajo por limitar la actividad sindical y Mango respondió fichando a Deloitte.
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