En Ecuador, un grave riesgo ambiental ha surgido y preocupa a las organizaciones ambientalistas y defensores de derechos humanos, quienes han advertido sobre una situación crítica que el Estado no ha considerado. La preocupación se centra en las presas de relaves de la mina de cobre Mirador, la más grande de Ecuador, donde se ha identificado un posible riesgo de colapso y ruptura. Este escenario catastrófico podría desencadenar un desastre ambiental comparable al ocurrido en Brumadinho, Brasil, en 2019.
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Las dos represas en cuestión, denominadas Quimi y Tundayme, enfrentan un peligro inminente de colapso debido a la alta sismicidad de la región y a la debilidad de los suelos que sustentan estas estructuras. Estas presas están ubicadas en Zamora Chinchipe, una región fronteriza con Perú, y son el soporte vital de la primera mina legal a gran escala y a cielo abierto de Ecuador. En este entorno de bosques montañosos, se vierten desechos químicos altamente contaminantes en las dos represas.
La eventual ruptura de estas presas podría dar lugar a una ola de materiales tóxicos que se extendería por varios kilómetros, poniendo en peligro a comunidades indígenas que residen en las cercanías. Estas comunidades tendrían escasos minutos para buscar la evacuación en caso de emergencia. La situación plantea un serio desafío no solo para la seguridad ambiental sino también para la protección de la vida y la cultura de estas poblaciones indígenas.
Con información de Expreso
