La reciente noticia del cierre de Equair, la única aerolínea de bandera nacional en Ecuador, pone de manifiesto los desafíos y la complejidad del sector aéreo en el país. Esta situación refleja una realidad preocupante: los ecuatorianos viajan poco en avión, y Ecuador no es un destino turístico tan destacado como cabría esperar. Además, el alto costo de operación ha sido un factor determinante en la lucha de las aerolíneas por mantenerse a flote.
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Los datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) revelan que los ecuatorianos realizan menos de un vuelo al año per cápita, una cifra notablemente inferior a la de países vecinos como Colombia, Perú y Chile, y aún más alejada de economías desarrolladas como Estados Unidos y Canadá. Esta baja demanda de vuelos en el mercado interno se combina con el hecho de que Ecuador no figura entre los destinos turísticos más buscados del mundo.
A pesar de las dificultades económicas, la voluntad de viajar sigue siendo fuerte, pero los ecuatorianos son cada vez más exigentes a la hora de elegir destinos. El país pierde visitantes en comparación con destinos turísticos más consolidados en América Latina, como Perú, México y Brasil. La falta de una demanda interna robusta y la competencia de grandes empresas con respaldo internacional hacen que las aerolíneas nacionales luchan por sobrevivir.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno por reducir los costos de operación, Ecuador sigue siendo un lugar costoso tanto para las aerolíneas como para los pasajeros. Los desafíos persisten en áreas como las tasas aeroportuarias, el impuesto al valor agregado (IVA) y las tarifas de combustible, lo que agrega una carga adicional a la industria. Ecuador se encuentra entre los países menos competitivos en cuanto a tasas, impuestos y contribuciones en la industria aérea, y la sobretasa del 5% sobre el combustible aéreo impacta directamente en los costos operativos de las aerolíneas.
En resumen, el cierre de Equair y los desafíos en el sector aéreo de Ecuador reflejan una realidad en la que la baja demanda, la falta de posicionamiento turístico y los altos costos de operación convergen en un escenario complicado para las aerolíneas y los viajeros en el país.
Con información de La Hora
