La caída del consumo en Colombia y sus implicaciones económicas

La caída del consumo en Colombia y sus implicaciones económicas, la economía colombiana experimentó su primera contracción desde el inicio del siglo, excluyendo la recesión pandémica, registrando una tasa de crecimiento negativa del -0,3 % en el PIB.

Aunque este resultado ha sorprendido a muchos analistas, la realidad es que no es inesperado, ya que estaba previsto desde hace tiempo. El Banco de la República, al aumentar las tasas de interés para controlar la inflación, logró enfriar la economía pero no tuvo éxito en lo segundo.


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La atención se ha centrado en señalar el desplome de la inversión como la causa principal de la caída del PIB, pero se ha pasado por alto otro factor igualmente importante: el frenazo en el consumo, tanto de los hogares como del gobierno. En el corto plazo, el crecimiento económico depende en gran medida del comportamiento de la demanda agregada, especialmente del consumo, que representa el 75 % del PIB.

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Durante la pandemia, el consumo cayó un 17,1 %, y el PIB lo hizo en un 16,9 %; ambos se recuperaron hasta alcanzar un máximo en el segundo trimestre de 2022, para luego frenarse nuevamente, como se refleja en los resultados más recientes. La correlación entre estas variables es casi perfecta, alcanzando el 96,7 %.

En comparación, la inversión privada y pública, que representa menos del 20 % del PIB, muestra una correlación menor con este último. Si bien la inversión cayó un 11 % en el último trimestre, el PIB solo lo hizo en un 0,3 %.

Si bien este análisis estadístico destaca la influencia del consumo en el crecimiento económico, es crucial examinar los factores que han provocado la abrupta caída del consumo y, por ende, el decrecimiento del PIB, para definir políticas que eviten una recesión.

Uno de los factores clave es el «efecto rebote», evidenciado por el comportamiento de los hogares que, después de las restricciones pandémicas, salieron a gastar desenfrenadamente. En 2021, el consumo de los hogares creció a un ritmo anual sin precedentes del 26 %, pero después de un año, comenzó a frenarse, cerrando 2022 en un 3,8 % y descendiendo aún más al 0,4 % en el último trimestre.

Este efecto rebote se puede explicar por la disminución del ingreso de los hogares y la inflación que redujo la capacidad adquisitiva, llevando a la gente a gastar sus ahorros acumulados durante la pandemia.

La financiación a través de créditos también jugó un papel crucial, pero la restricción de los bancos, afectada por la inflación y tasas de interés elevadas, llevó a una disminución en la aprobación de créditos y, en consecuencia, al desplome del consumo.

El Banco de la República, al aumentar rápidamente las tasas de interés de 1,75 % a 13,25 % en 16 meses, influyó en las decisiones de los bancos, afectando negativamente la cartera de consumo y contribuyendo a la caída del consumo.

Las perspectivas futuras parecen desafiantes, ya que la recuperación económica puede tardar hasta 2025, incluso si el Banco de la República comienza a reducir las tasas en diciembre. En estas circunstancias, comprender los factores detrás de la caída del consumo se vuelve esencial para diseñar políticas efectivas que impulsen la recuperación económica en el mediano plazo. Según publica Mall & Retail

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