IKEA pone a prueba el servicio de las tiendas de mejoramiento del hogar

IKEA Symfonisk pone a prueba el servicio de las tiendas

Abierta hace casi un mes en Open Kennedy, IKEA pone a prueba el servicio de las tiendas de mejoramiento del hogar, ofreciendo productos de buena calidad y producción a gran escala.

Según latercera.com, esta historia comienza con una olla. Con una cacerolita de 17 centímetros de diámetro: un animal en extinción en casi cualquier lugar donde una persona que no tiene tiempo para comprar podría buscar un artículo como este. En supermercados y en varias tiendas de cocina las hay, pero dentro de juegos que traen otras piezas. O solas, pero de materiales poco nobles. O demasiado caras para lo que son: un artículo que saca de apuro a alguien que vive solo y no cocina.


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IKEA pone a prueba el servicio de las tiendas

Por eso, destinar un par de horas para ir en búsqueda del tesoro perdido a la recién inaugurada primera tienda de IKEA en Chile –ubicada en el mall Open Kennedy, en Las Condes- es, también, poner a prueba uno de los mantras que acompañan la reputación de esta cadena sueca de productos para el hogar: aquí debiera poder encontrarse todo-todo lo que alguien con un presupuesto ajustado podría necesitar.

A casi un mes de su apertura, todavía hay que hacer fila para entrar a IKEA. Afortunadamente no es una espera muy extensa: en menos de 10 minutos ya se puede entrar a la primera planta de una sala que, a primera vista, parece venirse encima.

Primer punto favorable para el servicio. Apenas uno pone un pie dentro hay disponibles cuatro herramientas que serán buenas guías para empezar a navegar en el mundo IKEA: una gran bolsa de compra, un tríptico que funciona como mapa para recorrer las dos plantas y que, además, tiene un espacio para hacer una lista de productos, un lápiz grafito-souvenir y una huincha de medir hecha de papel que ayuda a la tarea de tomar las dimensiones de los muebles. El objetivo es que uno no necesite a nadie más que a sí mismo para comprar, igual que en un supermercado. De hecho, la misma etiqueta de cada producto anuncia si el producto se puede llevar, si necesita despacho o si se puede comprar directo en ikea.cl.

Punto en contra. Ya dentro, y en especial cuando se va por primera vez, no es tan sencillo encontrar lo que uno necesita sin tener que pedir algo de asistencia.

La primera planta, que recrea en distintos módulos los espacios de una casa, sirve para recrear la vista: hay comedores con loza algo cara para un bolsillo millennial, pero con juegos de copas muy bonitas por menos de $4 mil, y salas de estar con vitrinas que tienen libros en sueco en su interior.

También hay dormitorios completos por menos de $400 mil, con camas que, a la hora de esta visita -las 19.30h-, están todas revueltas y deshechas, porque una de las grandes invitaciones de IKEA es a probar in situ la comodidad de sus productos y eso, al parecer, los compradores chilenos se lo han tomado muy a pecho. Otro punto en contra: excelente idea poder tocar todo, pero difícil hacerse una buena impresión total con ese nivel de desorden, aún cuando la tienda esté por cerrar.

Al llegar al área de las cocinas hay encantadores “conjuntos” que incluyen todo por menos de $100 mil; vasos de colores de 400 cc a poco más de mil pesos y juegos de platos, vasos y cubiertos de melamina en tonos pastel por menos de $3 mil. Sin embargo, no se ve por ninguna parte una cacerolita de 17 cm.

Lo que sí hay es una colaboradora (así llaman en IKEA a quienes dan servicio al cliente) acomodando ollas en una góndola.

-¡Hola! ¿Te puedo hacer una pregunta? ¿Tendrán acá una ollita chica, de unos 17 cm?

-¡Hola! ¿Cómo estás? Acá no, pero si subes a la segunda planta, donde están todos los artículos de cocina, podrás encontrar.

Punto a favor para IKEA: sus empleados son amables y entregan las indicaciones precisas y correctas.

Por favor, no sentarse

En redes sociales, varios usuarios han dicho que los muebles de IKEA no son más que los mismos que antes ofrecía Homy, la línea para la casa de Sodimac/Falabella y que desapareció para legar su espacio a la firma sueca.

Primer error: ni su origen, sus materiales, ni su “materialidad” o su país de producción son los mismos. Los muebles de IKEA tienen una identidad distintiva -entre otras virtudes, como la posibilidad de ser multifuncionales, dan la sensación de ser especialmente livianos- y en su paleta de colores predominan el blanco, el negro y los colores pasteles.

En esto último, IKEA se distancia de otra tienda de artículos de casa que, apenas abrió la firma sueca, comenzó a recibir comparaciones: la chilena Casaideas.

Segundo error: comparar a ambas marcas puede inducir a confusión. Basta visitar una de las tiendas de Casaideas -en este caso, la del mall Plaza Egaña, abierta en abril de este año donde antes estaba Homy y, hasta ahora, la más grande de Chile- para darse cuenta de eso.

Además de que Casaideas es un espacio visiblemente a escala más humana que IKEA, su concepto apunta a querer satisfacer todos los gustos decorativos, y eso se nota en los productos que dan la bienvenida al recorrido tanto en esta como en todas las tiendas a lo largo del país: los artículos de mesa. ¿Te gusta ese tipo de loza con mucho color y motivos primaverales? Acá la encuentras. ¿Te gustaría tener un juego de tazas monocromático en rojo sangre o verde aceituna? Acá está.

Otro de los distintivos de esta tienda chilena, fundada por Mauricio Russo en 1993 es su servicio. En esta visita, mientras buscamos un un molde de silicona para queques que no está a simple vista, uno de los empleados de la tienda no solo nos lleva hasta al lugar, sino que además lo encuentra rápidamente.

Punto a favor para Casaideas: sus trabajadores siempre están atentos a lo que uno pueda estar buscando. Ellos mismos ayudan a medir las dimensiones de los muebles o a aclarar si un determinado producto puede ser llevado a casa luego de la compra o tiene servicio de traslado a domicilio, algo que esta marca está impulsando con fuerza: la posibilidad de despachar los productos en 24 horas.

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