Bolivia se encuentra en medio de una intensa temporada de sequía que afecta la mayor parte del país, exacerbada por incendios forestales y quemas de terreno para la siembra. La situación ha llevado a siete de los nueve departamentos bolivianos a declarar la emergencia o el desastre natural, buscando ayuda del gobierno para enfrentar esta crisis. Según las autoridades, se han visto afectadas dos millones de hectáreas de tierra, de las cuales 630 mil son bosques. La sequía ha generado una serie de problemas que afectan tanto al medio ambiente como a la población.
Las reservas naturales de Madidi y el Parque Nacional Noel Kempf en el noreste de Bolivia se encuentran entre las áreas afectadas por la falta de lluvias, lo que pone en peligro la biodiversidad de la región. Además, la sequía ha llevado a un aumento récord de las temperaturas desde septiembre, afectando a los 12 millones de habitantes del país. La práctica de quema de terrenos, conocida como «chaqueo,» que se utiliza para la siembra, ha agravado aún más la situación.
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La sequía ha provocado desplazamientos temporales de aproximadamente 210,000 familias debido a incendios y humaredas. En ciudades como Santa Cruz, la más poblada de Bolivia, se han suspendido clases y vuelos debido a la contaminación ambiental. En Potosí, la capital minera del país, se ha implementado el racionamiento de agua en las últimas semanas, lo que afecta la extracción de minerales como plata, plomo, zinc y estaño en esa región. Las autoridades esperan ansiosamente el inicio de la temporada de lluvias, que debería extenderse hasta marzo y brindar alivio a esta grave situación de sequía.
Con información de La Nación
