La creciente fiebre del oro en Bolivia ha tenido un impacto significativo en la economía del país, superando al gas como la principal exportación en 2022. El auge de la explotación minera, en gran parte impulsado por la microminería, ha generado tanto beneficios económicos como consecuencias negativas para la población indígena y el medio ambiente.
El año pasado, se produjeron 53 toneladas de oro en Bolivia, aunque se sospecha que esta cifra podría ser aún mayor debido a los envíos no registrados. El valor de estas exportaciones ascendió a 3.000 millones de dólares, consolidando al oro como el producto de exportación más importante del país.
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La microminería legal ha sido un factor clave en este auge, ya que permite a pequeñas cooperativas de socios pagar impuestos reducidos por su actividad. Sin embargo, también existe una modalidad ilegal que involucra a socios de otros países y oculta inversiones significativas.
Además de las cuestiones económicas, la explotación a pequeña escala del oro ha generado graves problemas ambientales. La utilización de mercurio en el proceso de extracción contamina el agua y afecta especialmente a las zonas indígenas, donde la población depende de una dieta basada en el pescado. Estas comunidades se encuentran en la encrucijada entre los beneficios económicos y las graves consecuencias para su salud y su entorno.
Con información de El País
