El modelo económico de Bolivia ha experimentado una profunda transformación en las últimas décadas, marcando un hito destacado en su desarrollo. Este cambio fundamental se produjo con la adopción del Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo (MESCP), que fue reinstalado tras el rescate de la democracia con la victoria electoral de Luis Arce en 2020. Este modelo ha demostrado ser un motor impulsor del comercio exterior, marcando un contraste notable con el período neoliberal que lo precedió.
Durante más de dos décadas, Bolivia estuvo bajo la influencia del neoliberalismo económico, una política que enfatizaba la mínima intervención del Estado en la economía y daba prioridad al mercado. Sin embargo, este enfoque tuvo resultados negativos, ya que el país acumuló un déficit comercial significativo de más de cuatro mil millones de dólares entre 1985 y 2005, lo que significa que las importaciones superaban a las exportaciones en ese período.
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La adopción del MESCP a partir de 2006 marcó un punto de inflexión en la historia de la balanza comercial boliviana. En los 16 años que han transcurrido bajo este nuevo enfoque económico, Bolivia ha logrado registrar un saldo comercial positivo en 11 de esos años, acumulando un total de 13,710 millones de dólares en superávit comercial. Este cambio ha sido fundamental para el crecimiento de las exportaciones bolivianas y la reducción de las importaciones excesivas.
El panorama sombrío de déficits comerciales que caracterizó la era neoliberal ha sido reemplazado por un promedio anual de superávit comercial de 857 millones de dólares entre 2006 y 2022. Esto señala un cambio fundamental en la dinámica comercial de Bolivia, fortaleciendo así la posición económica del país en el escenario internacional. En resumen, el MESCP ha consolidado la posición de Bolivia como un jugador competente en el comercio internacional, contribuyendo al desarrollo económico y la estabilidad del país.
