Bodegas La Victoria: brindis de orgullo con la primera sidra boliviana

chilenos

Bolivia celebra con orgullo la creación de su primera sidra, obra de Bodegas La Victoria, una empresa con profundos lazos familiares. La historia se remonta a 1985, cuando Dámaso Altamirano, junto a su hermano, elaboraron la emblemática sidra de la Bodega Viejo Tonel. El legado continúa con Manuel Altamirano Ramos, actual gerente general de Bodega La Victoria, quien, inspirado por la tradición familiar, decidió recrear la mítica sidra de su padre. La iniciativa tomó forma en 2017, con el apoyo de la reconocida bodega champañera argentina Richardi Fazio Menegazzo, y en 2021 lanzaron al mercado la primera sidra certificada de producción nacional.

La sidra de Bodega La Victoria se produce con manzanas provenientes de Tarija, Cochabamba, Potosí y Argentina, alcanzando una producción anual de alrededor de cien mil botellas. El proceso de producción, que abarca casi cuatro meses, desde la fermentación hasta el embotellado, garantiza la calidad y autenticidad de la bebida. Además de la sidra clásica de manzana, la bodega ofrece opciones innovadoras como sidra de frutilla y uva, ampliando su oferta para satisfacer diversos gustos.


Banner_frasco-suscripcion-800x250

Vea también: Gobierno de Bolivia anunció entrega de bonos a 3 millones de personas

El compromiso de Bodega La Victoria con la economía nacional es evidente, destacando la importancia de consumir productos locales para fortalecer el tejido económico del país. Con precios que oscilan entre 17 y 19 bolivianos, la sidra La Victoria se encuentra disponible en los principales mercados y supermercados de Tarija, además de ser distribuida a nivel nacional. Este emprendimiento familiar, que ha convertido la bodega más antigua de Tarija en un referente, planea celebrar su centenario en 2026, consolidándose no solo como productores de calidad, sino como guardianes de una tradición que esperan compartir por muchos años más.

Bodegas La Victoria no se limita a la sidra; su catálogo diverso incluye una amplia variedad de productos, desde vinos de mesa y varietales de alta gama hasta licores, vinagres y más. Manuel Altamirano destaca la importancia de consumir productos nacionales como una forma efectiva de combatir el contrabando y contribuir al crecimiento económico del país. Así, mientras la familia Altamirano se prepara para convertir la bodega en un museo en 2026, la esperanza es brindar con una nueva producción de vino de manzana y seguir escribiendo la historia de la viticultura boliviana.

Con información de El País