Las 20 empresas que están desinvirtiendo en la Argentina

Un país que no es negocio

De Falabella a Brightstar, pasando por Walmart, Latam y Danone, en las últimas semanas las novedades del mundo empresario en la Argentina no pasan por los anuncios de inversión o el lanzamiento de nuevas líneas de productos, sino por las negociaciones de las multinacionales para salir del país.

Los problemas que enfrenta el sector privado en el mercado argentino no son nuevos y el mal clima de negocios no se puede atribuir exclusivamente a la pandemia o un gobierno en puntual. La economía argentina está cerca de cumplir una década con un crecimiento prácticamente nulo y una inflación en constante ascenso que torna cada vez más difícil cualquier inversión estratégica o de largo plazo.


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El panorama, sin embargo, se complicó en forma muy acelerada en los últimos meses y a la hora de explicar las razones de este éxodo los empresarios, banqueros y abogados especialistas en empresas coinciden en que no se puede hablar de una única causa sino de una conjunción de factores.

«Con la pandemia muchas multinacionales están revisando sus estrategias de crecimiento y tomando decisiones para concentrarse en lo que consideran como sus mercados claves. No es que se van solo de la Argentina, pero a la hora de buscar en donde desinvertir el país aparece siempre como el gran candidato porque lleva muchos años de bajo crecimiento y baja rentabilidad», explica a LA NACION Matías Eliaschev, CEO para América Latina de Lazard, el banco de inversión internacional.

En el sector privado explican que la reducción del mercado no es un proceso nuevo, aunque destacan que la caída se aceleró en los últimos años. «El récord de inversión extranjera en la Argentina se alcanzó en 1999, cuando se alcanzó un récord de US$25.000 millones, con más de 300 operaciones de fusiones y adquisiciones. A partir de ese momento, la inversión viene cayendo en forma sostenida todos los años, con algunos pocos repuntes muy puntuales, pero ahora estamos cada vez peor. En 2020 llevamos 25 transacciones y con suerte vamos a llegar a las 50 o 60 operaciones, pero lo más grave es que se llega a ese número por las empresas que se están yendo del país», explica Fernando Zoppi, socio de MHR Abogados, uno de los principales estudios especializados en M&A (por las siglas en inglés de mergers and acquisitions, es decir fusiones y adquisiciones)

Incertidumbre política

La falta de un clima de negocios es tradicionalmente uno de los factores a los que apelan los empresarios en el momento de explicar la falta de inversiones. Sin embargo, no alcanza con este punto a la hora de entender lo que está pasando en la Argentina.

«La incertidumbre política obviamente que influye pero no lo explica todo. Las grandes petroleras no están en Suiza, sino que invierten en los países más complicados del mundo. Si van a Nigeria no es por el gran clima de inversión sino porque es negocio», se sinceró un empresario que analiza quedarse con algunos de los activos que están dejando las multinacionales que se van del país.

En este contexto cada vez menos atractivo, la pandemia terminó jugando un papel desencadenante para muchas multinacionales que ya estaban analizando salir de la Argentina. «La pandemia es un elemento coyuntural importante a la hora de tomar la decisión de continuar o no en el país, pero lo veo más como un acelerador que como un fenómeno de causalidad», opina el consultor de empresas y director de Invecq, Esteban Domecq. Para el economista, la decisión final de las empresas responde a un análisis más profundo de sus posibilidades en la Argentina, donde no encuentran un horizonte de inversión, de desarrollo y de rentabilidad acorde a sus objetivos.

«La Argentina viene de ocho años de estancamiento económico, con cuatro fases recesivas y ahí es donde cae el coronavirus, que lastima a todo el mundo. Pero a la hora de pensar en la salida, las empresas no están viendo que la Argentina esté dando los pasos adecuados. Las medidas políticas y económicas que se toman atentan contra ese escenario de recuperación y eso está precipitando el éxodo de empresas grandes, medianas y chicas», apunta Domecq.

La idea de que la pandemia terminó siendo la gota que rebalsó el vaso es confirmada por las empresas que están la búsqueda de las oportunidades que dejan las multinacionales que se van del país. «Con la pandemia muchas empresas multinacionales empezaron a replantear su estrategia internacional y avanzan con planes para concentrarse en los principales mercados internacionales, en un proceso antiglobalización. Bajo esta idea, la verdad es que no tiene mucho sentido quedarse en la Argentina que es un mercado chico y satelital», explicó a la nacion un ejecutivo de uno de los fondos locales que se muestra más activo a la hora de presentar ofertas de compra.

Presión impositiva

Un buen ejemplo de la falta de rentabilidad es lo que está sucediendo con las empresas de consumo masivo que en los últimos meses iniciaron la búsqueda de un comprador para sus operaciones locales. La lista incluye desde cadenas de tiendas como Falabella, supermercados como Walmart y hasta lácteas como Danone que puso en «revisión estratégica» sus activos argentinos.

Julián de Diego, especialista en derecho laboral y titular del Estudio de Diego & Asociados, suma el costo laboral como un tema central que tienen en cuenta las empresas a la hora de planificar sus estrategias. Según dijo, en la Argentina ese costo es «el doble» que en Brasil y «el triple» que en Chile y México. «A eso hay que sumarle un costo invisible que deriva de los conflictos sindicales que puedan surgir», señala.

A este escenario, de Diego agrega el «paquete de medidas recientes que ha instrumentado el Poder Ejecutivo, paralizando despidos y duplicando las indemnizaciones». Todos puntos que, para el abogado, impiden que las firmas puedan determinar sus propias estrategias y «competir con total libertad». «Hoy el mayor problema de la Argentina es que casi imposible ganar plata. En el caso puntual de los supermercados hay una regla que dice que cuando el costo laboral llega a los dos dígitos, una operación no es rentable. Históricamente, en la Argentina el costo laboral representaba el 6 o 7% de las ventas y hoy supera el 15%», coincide una fuente del sector supermercadista.

Círculo vicioso

Para César Litvin, tributarista y director del estudio Lisicki Litvin & Asociados, hay dos factores tributarios que se potencian mutuamente y que pesan en las empresas a la hora de definir sus planes en el país. Por un lado, la informalidad existente en la Argentina. «Estas grandes empresas no están en la informalidad, pero sus pequeños competidores sí, lo que genera una competencia desleal por el costo adicional que genera la carga tributaria», explicó.

Por otro lado, menciona la carga fiscal en sí, que en la Argentina representa el 32% del PBI, una de las más altas de la región. «Si a esa presión fiscal objetiva le agregamos los condimentos de la informalidad y la inflación, para quienes pagan impuestos la presión efectiva termina siendo cercana al 50%», precisó.

Litvin considera que la Argentina debe «entrar en una etapa de competitividad tributaria». «Si no se seguirán perdiendo inversiones, lo que genera un círculo vicioso: menos inversiones y por consiguiente menos empleo, menos consumo, menos actividad económica, más pobreza, más planes sociales y más gasto público», enumeró.

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