“La industria vitivinícola tiene la oportunidad de marcar un liderazgo en términos de sostenibilidad”

vino

Así lo afirma Paz Gómez Centurión, Directora Mirada Sostenible. El impacto del cambio climático en el sector, los principales desafíos sociales, la situación de las mujeres en la vitivinicultura argentina, el aporte que le puede hacer el enoturismo a la sostenibilidad, cómo traccionan los consumidores, y rol que juegan regulaciones como las de la UE, fueron algunos de los temas abordados en la entrevista.

¿Cómo está impactando el cambio climático al sector vitivinícola?


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Por un lado está lo técnico, donde hay datos rigurosos de cómo afecta el cambio climático la vida, el suelo, el ambiente. Por ejemplo, sabemos que un aumento del 2% de la temperatura global podría reducir hasta un 56% de los viñedos. Estos datos duros en términos ambientales son muy tangibles y rigurosos.

Pero quiero destacar que, para mí, lo que el cambio climático trae a la industria vitivinícola en particular, y en general al sector empresario, tiene que ver con un cambio cultural. Es como un hecho tangible, fáctico, riguroso, que nos dice basta, que nos dice hasta aquí. Porque es como una de las primeras grandes consecuencias del desarrollo no sostenible, que nos viene a poner un límite como humanidad, y ese límite trae consecuencias.

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En la industria vitivinícola cuando nosotros hablamos con los viticultores, principalmente con los productores primarios, hay una claridad muy fuerte de este límite, que viene acompañada de angustia, de desazón, que viene acompañada de mucha incertidumbre. Porque tienen la certeza de que hay que hacer algo distinto porque de lo contrario se quedan sin negocio.

Por eso creo que el cambio climático es la consecuencia ambiental clara. Pero, además, la consecuencia cultural de la tierra diciéndonos hasta acá, y no más. Y proponiéndonos maneras distintas de producir, de cultivar, de cosechar, de pensar, de relacionarnos, de vender. Porque el cambio climático nos invita a un desarrollo evolutivo cultural distinto. Y estamos en transición, todavía no ha sucedido, pero estamos en esa transición que va a suceder.

¿Cuáles son los principales desafíos sociales que enfrenta el sector?

Hay cuatro grandes desafíos. Por un lado, está la falta de mano de obra. La industria vitivinícola  requiere de mucha mano de obra calificada. Hoy el mercado, con el tema de la inflación de los precios, tiene sus complejidades en términos de mano de obra. Por ejemplo, hay mucha rotación en los mandos medios y en los analistas. Pero además está el problema de la mano de obra para las fincas, donde existe la problemática de conseguir cosechadores para la vendimia.

Otro de los desafíos sociales tiene que ver con los derechos humanos. La industria vitivinícola históricamente tuvo el riesgo de mano de obra infantil o adolescente, y de riesgo en las condiciones de trabajo para los trabajadores de la viña principalmente. Un punto a favor es que en términos de trabajo infantil se ha avanzado muchísimo en los últimos 10 años en Mendoza. Entre los entes regulatorios y las acciones de alianza entre empresas y municipio han disminuido muchísimo la mano de obra infantil en las viñas. En este sentido ha sido muy exitoso el programa Buena Cosecha, ya que logró que muchos de los niños que iban a las cosechas estén en el verano en los municipios haciendo lo que un niño tiene que hacer y no trabajando. Por eso, si bien el problema no está erradicado, si hubo una fuerte disminución de la mano de obra infantil en la industria vitivinícola.

El otro de los problemas sociales que la industria enfrenta tiene que ver con los pequeños productores. Muchas de las bodegas, principalmente las grandes y las medianas, compran a pequeños productores de uva, a quienes la baja rentabilidad en el mercado hace que muchas veces no puedan cubrir los costos y tengan que cerrar sus fincas y las vendan, por ejemplo, para emprendimientos inmobiliarios. Esto lleva a que mucha gente de la fincas se vaya a las ciudades, porque al pequeño productor no le alcanza para subsistir.

¿Cuál es la situación de las mujeres en la vitivinicultura argentina?

No es muy distinta de las otras industrias en general. Quizás la industria vitivinícola ha tenido en los últimos años un aumento significativo del protagonismo de la mujer en la industria.

De hecho, hay un informe de Adecco que indica que más del 30% de los puestos de la industria vitivinícola están hoy ocupados por mujeres, el cual es un dato muy interesante. Cito principalmente puestos de mandos medios y de analistas porque todavía siguen estando muy masculinizadas las tareas más operativas, de fuerza. Porque no hay muchas mujeres que hagan las tareas que históricamente han sido más masculinizadas.

Además, ya empiezan a haber programas en alianza entre el sector privado y el sector público para capacitar a mujeres. Porque lo que les pasa a las bodegas es que no llegan perfiles femeninos para esos puestos.

Pero si uno mira las tendencias del último año en la industria vitivinícola las mujeres en la vitivinicultura son una tendencia. De hecho, hay proyectos que se posicionan desde el género.

¿Qué aporte puede hacer el enoturismo a la sostenibilidad del sector?

El enoturismo, para mí viene, a modificar el sector. Me acuerdo de una conversación con Pepe Zuccardi donde me decía que el enoturismo va a ser lo que en su momento fue el embotellado. Él me explicaba que cuando su padre empezó la bodega enviaban el vino a granel a Buenos Aires en tren, y en un momento empezaron a embotellar aquí en Mendoza. Fue entonces cuando ser armaron las bodegas con todo lo que hoy uno ve en ellas. Y en esa charla él me decía que el enoturismo va a ser una evolución, un quiebre, un momento fundacional. Porque en pocos años no va a haber bodega que no tenga esa propuesta. Porque hoy el consumidor lo que más valora es la experiencia, y lo que la industria vitivinícola ofrece a ese consumidor tiene que ver con esa experiencia del enoturismo.

Y lo que le aporta la sostenibilidad es principalmente empleo local. Porque muchas de las bodegas que empiezan a pensar, o ampliar esta propuesta de enoturismo requieren empleo local casi siempre. Porque las bodegas, por lo menos en Mendoza, están alejadas y siempre buscan gente de la zona, a la que les brindan capacitación.

Y creo que en esto hay un vínculo con lo que decía al inicio de la mayor cantidad de prácticas que las bodegas empiezan a tener para mitigar el cambio climático. Porque todas las experiencias de enoturismo implican visitas a las bodegas. Y hoy muchas de esas bodegas están poniendo foco en en comunicar la sostenibilidad. Entonces cuando los turistas van y hacen las visitas les cuentan de los vinos orgánicos, de las prácticas sostenibles que tienen, y eso es algo que hoy sucede.

¿El perfil de consumidores a los que se dirige la industria vitivinícola ve a la sostenibilidad como un valor agregado?

Diría que está en evolución. Voy a ponerlo en dos planos. Hay un consumidor que es el que puede elegir, y creo que cada vez más empieza a optar por temas de sostenibilidad. Pero no somos los que tenemos más de 35 años. Pero hay una franja entre los 20 y los 35 años que cada vez más exige, pide, y está consciente del tema sostenibilidad. No sé si desde el concepto de la sostenibilidad, pero sí de vinos sin alcohol, vinos livianos, vinos orgánicos, vinos biodinámicos que han aumentado muchísimo en demanda. Por ejemplo, del 2012 al 2021 aumentó un 73% en Mendoza la cantidad de superficie destinada a vino orgánico. Y eso tiene que ver con el cuidado de la salud, que la pandemia catapultó mucho más.

También todo lo que tiene que ver con normas de inocuidad, salud, y cuidado medioambiental sin duda es una tendencia. Hoy, por ejemplo, se duplicaron las cantidades de certificadoras de vino orgánico. La tendencia al biodinámico también va creciendo. Y esto sucede porque hay un mercado que lo pide. Los vinos jóvenes y los vinos con menos alcohol también son una tendencia que va en en crecimiento. Lo mismo sucede con todo lo que tiene que ver con el packaging, como el bagging box, o los vinos en lata, vinos más livianos, o los distribuidores que ya están pidiendo menos cartón en las cajas.

Por eso, no sé si lo ven desde la sostenibilidad como algo macro, pero sí lo empiezan a ver como las pautas de un consumidor que quiere, exige, y pide cosas distintas al consumidor actual.

¿Qué rol juegan regulaciones como las de la UE en el mercado vitivinícola?

La mayoría de los países de la Unión Europea tienen actualmente programas de medición de sostenibilidad. Todos de alguna manera tienen sus programas de medición de la vinicultura sostenible. Y en América Latina también sucede. Por ejemplo en Chile, Argentina, y Uruguay.

Además, hay gobiernos y asociaciones gremiales que están claramente poniendo el foco en que la industria vitivinícola se mida en sus prácticas sostenibles, se conozca, y se certifique. Se hace foco en vitivinicultura orgánica, vitivinicultura sustentable, y en algunos países foco en certificaciones de comercio justo. Todas esas certificaciones son voluntarias, no hay una regulación obligatoria que indique que no se puede entrar a un mercado o vender. Pero sí empiezan a haber preferencias. Por eso no es algo obligatorio pero sí es preferente. Y también cada vez hay más distribuidores que empiezan a preguntar qué se está haciendo en sostenibilidad.

En resumen, no hay regulaciones que sean obligatorias hoy, todos los países tienen sus programas de medición en sostenibilidad, todos certifican o tienen certificaciones orgánicas, biodinámicas y Fair Trade. Y en relación a los ESG empieza a aparecer con fuerza el tema de debida diligencia en la cadena de valor. No como algo obligatorio pero sí empiezan a advertir que lo van a preguntar.

¿Qué potencial le ve al tema sostenibilidad en la industria vitivinícola?

La industria vitivinícola tiene la oportunidad de marcar un liderazgo en términos de sostenibilidad. Porque todos los temas ambientales tienen que ver con su core, y por eso tienen que abordarlos. Además, creo que como industria pueden levantar la vara y pueden hacer que este desarrollo evolutivo cultural que mencionábamos al inicio sea más rápido, y puedan ser ejemplo para otras industrias.

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