Grandes pérdidas laborales para el comercio argentino

Las restricciones derivadas del Covid llevaron al cierre de locales; también influyó la caída de la demanda por la recesión.

La pandemia de coronavirus tuvo en 2020 un fuerte impacto negativo en la actividad económica y los asalariados registrados en la actividad comercial no fueron ajenos a esa dinámica: al comparar los datos del cuarto trimestre del año pasado con igual período de 2019, se observa que, a nivel nacional, se perdieron 30.264 puestos de trabajo, es decir, 2,6% del empleo registrado en comercio.


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Claro que no en todas las regiones el impacto fue igual, puesto que, como señala un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), del que surge la cifra de puestos desaparecidos, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) fue la que se llevó la peor parte, con una caída del empleo en comercio de 4,2%. La siguieron las regiones de Cuyo (-4,0%), noroeste (-3,4%) y la Patagonia (-3,1%). En contraste, las que menos retroceso mostraron fueron la región pampeana (-1,8%) y el noreste (-2,0%).

El dato no es menor, ya que el sector comercio es uno de los principales empleadores de mano de obra en la Argentina. “Teniendo en cuenta el impacto de la pandemia y de las restricciones, puede apreciarse que los rubros más dinámicos fueron los relacionados con cuestiones de salud y materiales para la construcción, pero el resto tuvo resultados muy negativos”, dijo Nadin Argañaraz, director del Iaraf y autor del informe “Una radiografía del empleo formal que genera el sector comercio en Argentina. La magnitud de la caída en 2020”.

Matías Bolis Wilson, economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), comentó que ya se venía mal antes de la irrupción del coronavirus. “Hubo un pico de empleo en el rubro a finales de 2017, que fue cuando la economía crecía, y después hubo una fuerte retracción en 2018 y 2019. Sobre eso cayó la pandemia, que incluso pegó más fuerte en servicios que en comercio, aunque en los dos impactó negativamente”, señaló.

Más allá de los números, conceptualmente el efecto pandemia fue letal para el comercio porque varios fueron forzados a reconvertirse, pero el cierre de la actividad debido a las restricciones llevó a que muchos quebraran y bajaran las persianas de forma definitiva. “Solo así se explica esta caída en momentos en los que los despidos están prohibidos en el país. La única forma de que se destruyan puestos de trabajo es por fuerza mayor, que en muchos casos llevó a la quiebra”, destacó Bolis Wilson.

En tanto, en la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) manejan cifras más preocupantes: proyectando los datos del relevamiento a todo el país, se puede estimar un total de 90.700 locales vacíos, con el cierre de 41.200 pymes, que involucran a 185.300 empleos. De todos modos, explicó Pedro Cascales, vocero de la entidad, que la cifra de 30.200 indicada en el informe de Iaraf es correcta porque no todas esas pymes darán de baja sus CUIT. “Se espera que, en los próximos meses, si todo se normaliza, de a poco vuelva a reaparecer un porcentaje de ellos en la misma u otra actividad. Hay que recordar que es probable que el empresario pyme, aun en el peor momento, vuelva a levantarse y reiniciar su negocio, pese al daño ya consumado tanto para él, su familia, la de sus empleados, así como para el país”, lamentó Cascales.

En la CAME opinaron que la extensa cuarentena obligatoria, que prohibió la circulación, hizo que mermara la venta de los locales comerciales, pero agregaron que también afectó mucho en ese aspecto la caída del poder adquisitivo de las familias, que en valores reales bajó 20% en los últimos dos años. “Además, hay que tener en cuenta que el ATP en 2020 ayudó, pero a fines de ese año se reemplazó por el Repro, que es mucho menor: el primero equivalía a dos salarios mínimos y móviles con un tope de 50% del sueldo, es decir, unos $44.000, y el segundo está entre los $9000 y los $22.000, dependiendo de si se es sector crítico o no”, enfatizó Cascales.

Comportamiento dispar

Por su parte, otro punto que se destaca en el informe del Iaraf es que la destrucción de puestos de trabajo no fue homogénea. “No toda la actividad comercial tuvo el mismo comportamiento, ya que el minorista fue el que tuvo las bajas más significativas, mientras que el mayorista subió apenas 0,9%, pero creció. El tercer eslabón de la cadena, que es el de venta de automotores y combustible, también tuvo una merma”, indicó Argañaraz.

En efecto, el comercio minorista exhibió una caída en el empleo de 4,5%, lo que significó la pérdida de 27.229 puestos de trabajo; el mayorista evidenció una leve alza de 0,9%, lo que representó la creación de 3487 posiciones, y la actividad comercial relacionada con vehículos (venta y reparación, venta por menor de combustibles) mostró una baja de 3,7%, equivalente a 6522 empleos.

El mayorista, explicó Bolis Wilson, está adelante en la cadena de distribución del minorista, por eso siempre refleja por anticipado lo que le pasa al sector. “Si se tiene en cuenta eso, cabe concluir que lo que viene es un repunte del comercio minorista, pero quizás esta vez eso no sea así porque este año volvieron las restricciones. A mí me siguen dando números negativos a abril de este año, incluso comparado con igual mes de 2020, que fue el peor de la cuarentena”, dijo el economista de la CAC.

Lo más inquietante para la Cámara de Comercio es que mes a mes tampoco se aprecia un repunte. “La recuperación que se estaba viendo en el primer trimestre del año perdió impulso, principalmente por las nuevas restricciones y la incertidumbre económica; a eso hay que agregar lo que pueda impactar la tercera ola [de Covid] y la incertidumbre sanitaria”, concluyó Bolis Wilson.

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